IMSS: lo barato sale caro

Viernes, 30/06/2017
Por Darío Celis, para Dinero En Imagen (Excélsior).
Darío Celis

El fin de semana pasado, el director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Mikel Arriola, presumió lo que considera una serie de avances en la atención de ese organismo para con sus derechohabientes. Lo hizo en el marco de la presentación del modelo de abasto de medicinas del Seguro Social.

Dicho modelo fue anunciado al pleno del Consejo Nacional de Salud (Conasa); al secretario de Salud, José Narro, y a los secretarios de Salud de los 32 estados de la República. Esta plataforma, según el IMSS, ha permitido incrementar el nivel de surtimiento de recetas al 99,39%.

Arriola sostuvo que con el modelo en cuestión aumentó el surtimiento de recetas en favor de los pacientes del IMSS y que disminuyeron las quejas por desabasto en 84%; que parte fundamental de ese logro se debe a la compra consolidada de medicamentos, que desde 2013 coordina el IMSS.

Informó que, en cuatro años, los ahorros para los participantes suman más de 14 mil millones de pesos (cerca de US$ 775 millones)), lo que ha permitido la compra de un mayor número de piezas para hacer frente a la creciente población derechohabiente.

Señaló que los 18 estados que han participado en las cuatro compras consolidadas de la presente administración obtuvieron un ahorro de mil 876 millones de pesos; que las entidades que se han sumado a la compra obtienen importantes ahorros, logran mejor surtimiento de recetas y compran más piezas.

Se podría seguir hablando de los “logros” que, de acuerdo con el titular del IMSS, el modelo de abasto de medicinas ha permeado a la población. Sin embargo, para el público en general, miles de derechohabientes, fabricantes de medicinas y distribuidores de ellas, tales beneficios no se ven.

Arriola no dice en ninguna parte de su “rollo” que la gran mayoría de las entidades federativas que se integraron al esquema de ventas consolidadas no le pagan a los proveedores; existen deudas históricas desde el mismo arranque del programa, que inició su antecesor, José Antonio González Anaya.

Tampoco se menciona en ninguna parte el desabasto que existe en 16 estados del país. En Morelos hay deficiencias en Cuernavaca y en Jojutla; Guerrero: en Acapulco y Chilpancingo; Estado de México: en Ecatepec; Chiapas: en Tuxtla Gutiérrez; Tamaulipas: en Nuevo Laredo y Ciudad Victoria.

Agregue Coahuila, Puebla, Hidalgo, Durango, Oaxaca, Tlaxcala, Yucatán, Veracruz, San Luis Potosí y Jalisco. En casi todos, los secretarios de Salud, sí, los mismos que la semana pasada acudieron al acto de presentación del modelo de abasto, son omisos o cómplices del fraude que existe con las medicinas.

México no ha unificado la legislación de contratación pública para evitar que los gobernadores manipulen las supuestas compras consolidadas.

México no ha unificado la legislación de contratación pública para evitar que los gobernadores manipulen las supuestas compras consolidadas. No obstante, se reconocen las bondades del esquema, pero libre de intereses mezquinos alrededor del otorgamiento de nuevos registros sanitarios a modo.

De igual forma, no se señala la pretensión de hacer trampas en las licitaciones, incumpliendo con los tratados de libre comercio, al abrir los procesos internacionales en primera vuelta para que medicamentos de origen dudoso se posicionen en el mercado mexicano.

Bajo esa fórmula, han ingresado en cascada al circuito nacional de la salud medicamentos chinos, indios, paquistaníes, turcos y coreanos, principalmente, lo cual propicia una competencia desleal no sólo para los laboratorios transnacionales que han invertido aquí, sino para los propios laboratorios nacionales.

Se argumenta, con enojo, que en lugar de sentirse orgullosos de que venzan las patentes de los medicamentos, para de inmediato introducir los genéricos de sus “amigos”, las autoridades deberían fomentar la práctica del acceso de nuevas moléculas bien estudiadas.

Asimismo, dar entrada a nuevos esquemas para la determinación de precios basados en riesgo compartido y eficiencia de los tratamientos. México no ha introducido las mejores prácticas internacionales en la materia y somos el último lugar de los países de la OCDE en este rubro.

Arriola ni nadie del sector salud hablan de que han bloqueado la información para la inclusión de nuevas moléculas al Cuadro Básico de Medicamentos del IMSS; tampoco se menciona que la política de favorecimiento a los genéricos ha ido en detrimento no sólo de la salud de los derechohabientes, sino que ha generado una brecha casi inalcanzable con las terapias de última generación.

No refiere que se esté haciendo farmacoeconomía; únicamente miran a los ahorros en la compra de los genéricos, pero no aluden a los efectos colaterales, al mayor número de horas cama en los hospitales, días inactivos de las personas, costo de personal médico y de enfermería.

Es decir, no están midiendo otros gastos mucho más elevados que le están costando al erario por no usar medicamentos de alta especialidad de última generación. Y tampoco refieren que los supuestos ahorros logrados en estas compras consolidadas no han sido reinvertidos para adquirir nuevas terapias.

Más bien se han empleado para cubrir pasivos de otra índole.

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