La oportunidad biotecnológica del TLCAN

Jueves, 14/09/2017
Por Philip Stevens, director de la Geneva Network, y Alberto Saracho, director de Fundación Idea.
Philip Stevens y Alberto Saracho

Los responsables de formular políticas en México saben que las perspectivas de largo plazo del país dependen de acelerar la transición hacia una economía basada en industrias innovadoras e intensivas en conocimiento. La biotecnología ofrece oportunidades fascinantes en este sentido.

Este sector aprovecha el poder de la biología para desarrollar combustibles limpios, cultivos mejorados, nuevas medicinas y procesos industriales más eficientes. El potencial económico de la biotecnología es enorme: EU actualmente obtiene 2% de su PIB de este campo.

México está bien posicionado para convertirse en un líder regional biotecnológico, puesto que cuenta con estabilidad macroeconómica, varias concentraciones regionales de empresas biotecnológicas y una buena base científica entre sus graduados universitarios. Además, tiene una gran biodiversidad y es vecino de la economía basada en el conocimiento más grande del mundo.

Las estrellas biofarmacéuticas mexicanas ya incluyen a Probiomed, en la Ciudad de México. El país también ha atraído inversiones en manufactura y pruebas clínicas. Sin embargo, se trata en general de un sector poco avanzado. El gasto total de la industria farmacéutica en investigación y desarrollo (I&D) fue de apenas 160 millones de dólares en el 2015. La renegociación del TLCAN podría ser un catalizador para desencadenar el desarrollo del sector.

Los acuerdos comerciales modernos van más allá que reducir aranceles para productos tangibles. Cada vez más se enfocan en estructurar los regímenes regulatorios para facilitar la transferencia de capital, habilidades y conocimiento. En particular, la seguridad sobre los derechos de propiedad intelectual (PI) es crucial para los inversionistas en biotecnología, incluyendo derechos de patentes claramente definidos y fáciles de ejecutar.

Una protección más fuerte aumenta la posibilidad de que las empresas inviertan en instalaciones para I&D y desarrollen alianzas con compañías locales. Con el tiempo, las empresas mexicanas que reciban estas inversiones y participen en proyectos internacionales desarrollarán sus propias capacidades innovadoras, potenciando el crecimiento económico de largo plazo. Es un fenómeno que ya está ocurriendo en los sectores aeroespacial y automotriz.

El TLCAN original fue pionero en este campo y sentó bases sólidas de PI, incluyendo la introducción de periodos de patentes de 20 años para todas las invenciones. Sin embargo, los estándares mínimos acordados hace más de dos décadas son insuficientes ahora. El sector biotecnológico moderno se caracteriza por la intensidad de capital, el alto riesgo, una enorme complejidad tecnológica y científica y la cooperación a través de fronteras. Para que México se convierta en un actor global, necesita actualizar su legislación de PI.

Por ejemplo, el TLCAN requiere cinco años de protección para los datos que se generan en las pruebas clínicas. Esta propiedad intelectual es crucial para las medicinas biotecnológicas, cuya complejidad molecular las hace más difícil de proteger únicamente con patentes. El crecimiento en la importancia de este tipo de medicamentos en los últimos 10 años significa que otras naciones ya ofrecen más de los cinco años que estipula el TLCAN. Más importante aún es que estas reglas todavía no se encuentran en la legislación mexicana. Lo único que existe son directrices que no son legalmente ejecutables.

México también se queda corto con los atrasos excesivos de hasta seis años para la aprobación de nuevos medicamentos biotecnológicos. Otro obstáculo en su opaco esquema de contratación en el sistema de salud público, aunque ha habido mejoras recientes.

La renegociación del TLCAN es una oportunidad para modernizar estas reglas y poner a México en línea con los nuevos estándares internacionales. Con un marco moderno de PI, el país estará mejor posicionado para participar en las redes globales de I&D biotecnológicas y atraer capital y conocimiento. El potencial es enorme: gracias en parte a su legislación actualizada de PI, China ahora recibe más inversión extranjera directa biofarmacéutica que EU, con inversiones que totalizan 1,600 millones de dólares entre el 2010 y el 2015. Durante las negociaciones del Acuerdo Transpacífico, México acordó actualizar gran parte de su legislación de PI. Con ese tratado difunto por ahora, la renegociación del TLCAN le da una nueva oportunidad para atraer inversión biotecnológica de punta que acelere el desarrollo económico de largo plazo.

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