Las vacunas como estrategias de prevención y los alcances de no disponer de ellas

Domingo, 15/11/2020
Rodolfo Villena, pediatra infectólogo del Hospital de niños Dr. Exequiel González Corté y profesor asociado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
Rodolfo Villena

En diciembre de 2019 un conglomerado de casos de neumonía atípica grave con capacidad de producir brotes epidémicos fue detectado en la ciudad de Wuhan, China, identificándose al SARS-CoV-2 como agente responsable, cuya enfermedad, COVID-19, fue declarada pandémica el 11 de marzo del 2020. A diario vemos el avance de esta enfermedad, generando inéditos recuentos de fallecidos para una infección durante nuestro último siglo, saturando los sistemas sanitarios, independiente del nivel de desarrollo de los países.  Actualmente el Covid-19 se ha diseminado por todos los continentes, concentrando su gravedad en los mayores de 70 años y en pacientes con comorbilidades, sin embargo, nadie está libre de ella, existiendo reportes de infecciones graves y fallecidos en casi todos los grupos etarios.  

La pandemia por COVID-19 ha impactado globalmente la economía mundial, y está poniendo a prueba a todas nuestras sociedades científicas y civiles para avanzar en soluciones que logren su contención. Se nos presenta como una enfermedad infecciosa transmisible, que no dispone de vacuna ni tratamiento antiviral, acorrala a nuestras sociedades y familias, disminuye la fuerza laboral y productividad de las regiones, empobreciendo a los países y atemorizando a la población general, tal como lo fueron en su momento otras epidemias como la viruela, polio, difteria y sarampión, antes de que se dispusiera de vacunas efectivas para su prevención y control.  

La introducción de campañas y programas de vacunación masivas a nivel mundial es considerada una de las intervenciones más exitosas en salud pública, permitiendo reducir la incidencia de enfermedades con alta morbimortalidad, como la difteria y el sarampión e incluso, erradicar la viruela y la poliomielitis. Todos estos logros nos han permitido criar a nuestros niños, niñas y adolescentes sin los temores de que estas enfermedades los ataquen, como era habitual décadas atrás. Sin embargo, la ausencia prolongada de percepción de riesgo frente a estas enfermedades ha dado pie para el desarrollo de grupos activistas que, de manera mal informada, cuestionan la efectividad de las vacunas e intentan desalentar su desarrollo e implementación como políticas públicas.

El desarrollo tecnológico nos permitió disponer de una vacuna para la nueva cepa de influenza H1N1 del 2009, dentro de seis meses desde su reconocimiento, la cual se ha utilizado ampliamente desde el 2010, ayudando al control de esta infección. Actualmente, el desarrollo de una vacuna contra el SARS-CoV-2 es considerado uno de los objetivos principales para lograr el control del COVID-19. Para alcanzar esta meta en corto tiempo, se requiere que la academia científica, industria farmacéutica, entidades regulatorias y poderes gubernamentales trabajen de manera conjunta y coordinada para agilizar sus procesos respectivos, realizando diferentes etapas de investigación, desarrollo y producción de manera paralela. Debido a ello, se están utilizando una amplia variedad de enfoques de plataformas para producción de vacunas, algunas de las cuales implican innovaciones y tecnologías no aprobadas aún en humanos, lo que podría conllevar a avances científicos ampliables a otros agentes y enfermedades. Es por esto, que debemos conocer sus atributos y características específicas, las cuales requieren financiamiento adecuado para que desarrollen sus estudios de manera estandarizada y comparable, de manera de disponer de una vacuna segura, inmunogénica y eficaz para el control y prevención del COVID-19, con miras a lograr el objetivo sanitario de disminuir de manera equitativa entre los distintos países del mundo su transmisibilidad, morbilidad y mortalidad asociada a partir del 2021.

Por el momento, es necesario optimizar el conocimiento y difusión de aquellas vacunas disponibles en la práctica diaria de la atención de salud que tantos beneficios han traído a nuestras comunidades para aplicarlas en las poblaciones de riesgo respectivas, mientras somos espectadores, en tiempo real, de la carrera científica más relevante de la era moderna para encontrar la anhelada vacuna contra el SARS-CoV-2, esperando que, en los próximos años, una vez más las vacunas vengan a nuestro rescate y nos ayuden a controlar esta pandemia por COVID-19.

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