Monsanto, un mal negocio

Miércoles, 22/05/2019
El glifosato mata a los insectos polinizadores, agota la fertilidad de la tierra y afecta a la salud de las personas.
La Razón

La reciente sentencia que obliga a Monsanto indemnizar con US$ 2.055 millones a una pareja que lucha contra un cáncer, desde hace nueve años, causado presuntamente por utilizar un insecticida hecho a base de glifosato ha puesto en crisis a la transnacional alemana Bayer, que compró en 2018 al gigante agroquímico, por lo que ahora debe enfrentar los procesos desatados por su herbicida “estrella”.

Este es el tercer fallo dictado en contra de Monsanto por la misma razón. En agosto de 2018, una corte de California le ordenó pagar $us 289 millones a Dewayne Johnson, un jardinero con cáncer terminal cuya enfermedad es atribuida al uso frecuente del insecticida Roundup. En marzo de 2019, Edwin Hardeman recibió $us 80 millones de indemnización luego de que un jurado concluyese que el cáncer que padece se debía a la exposición prolongada del mismo insecticida.

Además de estos tres procesos, al menos otros 13.000 casos se han abierto contra la multinacional de agroquímicos y de semillas transgénicas por los presuntos efectos de sus pesticidas, y en especial por el glifosato. Por ello, no sorprende que el valor de las acciones de Bayer se haya desplomado en un 5% en los últimos días, y se prevén mayores reducciones en el futuro.

Respecto al glifosato, huelga recordar que Monsanto ha desarrollado semillas transgénicas de soya, maíz y otros productos resistentes a este poderoso herbicida, capaz de eliminar las hierbas e insectos que se encuentran alrededor de los cultivos transgénicos. Como es de suponer, la combinación de ambos productos (semillas y herbicida) reduce el empleo de la mano de obra durante el deshierbado, la siembra y la cosecha, además de eliminar las plagas de manera bastante efectiva.

Sin embargo, no todo lo que brilla es oro, pues, como antes se dijo, esta innovación agrícola no solo diezma la población de los insectos polinizadores como las abejas, sino que además termina agotando la fertilidad de la tierra, al eliminar los microorganismos que dan vida al suelo como las bacterias, hongos y protozoarios. Asimismo, existe el riesgo de que al dispersarse con el viento afecte a otros cultivos que no son resistentes. Y a todo ello se suman los riesgos para la salud de los animales y de las personas que están en contacto con este plaguicida, tal como ocurrió con los litigantes con cáncer que decidieron demandar a Monsanto.

Sin embargo, pese al evidente poder destructivo del glifosato para eliminar diferentes tipos de hierbas, insectos polinizadores y plagas; así como las presunciones respecto a su toxicidad para la salud de las personas, este pesticida se ha comercializado de manera masiva en el mundo. Empero, los fallos recientes y las indemnizaciones millonarias antes señaladas podrían cambiar la “tolerancia” gubernamental respecto a este producto. Lo que sin duda constituiría una muy buena noticia para la salud de las personas y del medio ambiente.

Comentarios