Obesidad infantil
Hasta hace pocos años, muchas personas creían que el mejor indicador de salud de un niño o una niña era su aspecto físico: si se le veía con buen peso, se elogiaba al padre y a la madre por la buena crianza; pero pasaba lo contrario si tenía bajo peso. Hoy se sabe no solo que esa idea era equivocada, sino también que un niño con peso excesivo puede tener comprometida su buena salud.
Por este motivo, días atrás el Ministerio de Salud advirtió que en Bolivia uno de cada 10 niños menores de cinco años de edad tiene sobrepeso u obesidad. La información proviene de la Encuesta de Demografía y Salud de 2016, en la que además se evidencia que este problema está en franco aumento, pues en 2008 la prevalencia era de un 8,5%.
A tiempo de brindar la información, el Jefe de la Unidad de Alimentación y Nutrición del Ministerio de Salud señaló que el porcentaje es preocupante, porque a esa edad el niño o niña está en pleno desarrollo y no debe caer en ningún extremo, ni desnutrición ni sobrepeso u obesidad. Al respecto, un médico endocrinólogo recomienda hacer controles periódicos al peso de las niñas y niños, pues es difícil que luego bajen de peso.
El especialista precisó como principal causa de los problemas de sobrepeso u obesidad el excesivo consumo de alimentos con alto contenido de grasa, azúcar y sal, como las frituras y las gaseosas, que no solo son las preferidas de chicos y chicas, sino sobre todo están ampliamente disponibles en el mercado. A la mala alimentación se suma el sedentarismo, tan propio de los tiempos que corren, por la inseguridad que se percibe en las calles, pero sobre todo por las nuevas tecnologías, que tienen a las personas inmóviles frente a las pantallas.
En consonancia con la preocupación que el dato causa, ya que el sobrepeso es factor de riesgo para la diabetes, las enfermedades cardiacas y otras no transmisibles, el Ministerio de Salud se ha propuesto trabajar estrategias para combatir este mal, comenzando por promover en hospitales y centros de salud la distribución de guías sobre alimentación saludable.
También se implementarán unidades de alimentación integral en las que especialistas orientarán a las personas. Asimismo se buscará fomentar en todos los colegios “kioskos saludables”, con frutas y cereales en lugar de golosinas y pastelillos. Finalmente, se promoverá información sobre buenos hábitos alimenticios en sitios públicos.
Se trata, pues, de un asunto de la mayor importancia aunque no parezca urgente: niñas y niños de hoy que crecen con una dieta deficiente tienen grandes posibilidades de convertirse en adultos enfermos, que además de ser menos productivos provocarán mayores gastos en su propia economía, o la de sus familias, y al sistema de seguridad social. No se trata de negarles la medicina que merecen, sino de evitarles el daño, y para eso basta con adoptar mejores hábitos alimenticios.
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