Romper con el tabú de la incontinencia urinaria: un problema del que pocos hablan

Jueves, 21/09/2017
Por Sandra Miasnik, ginecóloga de Plenitud, marca de incontinencia de Kimberly-Clark.
Sandra Miasnik

Existe pero no se ve, ni se habla de ella. Es más común de lo que se cree y muchas personas la padecen, afectando su calidad de vida física y emocional. Se trata de la incontinencia urinaria, síndrome que mujeres y hombres soportan en silencio, pero que tiene solución.

 Es más frecuente en las mujeres y quienes conviven con incontinencia urinaria (IU), ven dañada su autoestima y sobretodo su feminidad; sintiendo total pérdida de control, aislamiento y humillación. Quienes la sufren, no suelen compartir este problema con su entorno y en su mayoría, hasta el 80% modifica hábitos sociales: salen menos, limitan su actividad física, y disminuyen la frecuencia de sus viajes, entre otras acciones.

 Esos sentimientos negativos se traducen en que la mayoría de las afectadas siente vergüenza de pedir ayuda y se quedan sin obtener alguna solución que le permita mejorar su calidad de vida: el principal temor no es la incontinencia en sí, sino que pueda ser descubierta por otros, lo que genera un progresivo aislamiento.

 Entre el esfuerzo y la urgencia

Para comprender qué es la incontinencia urinaria, primero hay que entender qué es la continencia. Una vejiga es capaz de almacenar entre 350 y 550 mililitros de líquido, equivalentes a dos tazas de té. Luego, la orina pasa desde la vejiga a través de la uretra, hacia el exterior. Tanto una como otra están sostenidas por los músculos del piso pélvico. El esfínter, en particular, es un músculo ubicado alrededor de la abertura de la vejiga que se comprime para evitar que la orina “se escape”.

Por lo tanto, la IU es la incapacidad para contener la orina, con síntomas que pueden variar desde un escape leve hasta su salida abundante. Según la Sociedad Internacional de Continencia (ICS) existen dos tipos básicos de incontinencia urinaria:

La Incontinencia Urinaria de Esfuerzo (IOE) se produce cuando existe pérdida relacionada con el esfuerzo como toser, reír, estornudar, hacer ejercicios, cargar objetos pesados, etc. También puede ser provocada por factores de riesgo como el embarazo o parto vaginal, desgarros del piso pélvico durante el parto, prolapsos de los órganos de la pelvis, diabetes mellitus, obesidad o aumento del índice de masa corporal y el climaterio o menopausia, que producen pérdida de estrógenos y el consiguiente debilitamiento muscular del piso pélvico.

Por otro lado, la Incontinencia Urinaria de Urgencia (IOU), que se manifiesta por la urgencia repentina e intensa de orinar.

Más vale prevenir

Cuando hablamos incontinencia libremente, es el primer paso para prevenir. Además existen diversos ejercicios y entrenamientos como el Kegel y biofeedback que las mujeres pueden realizar antes, durante y después de parto para fortalecer la musculatura del suelo pélvico y disminuir un posible daño de los tejidos.

 Aparte de ellos, podemos seguir algunos consejos prácticos que nos ayuden a mantener una vida sana como dejar de fumar, evitar alimentos y bebidas que produzcan irritación en la vejiga, como alcohol, café o picantes, llevar una rutina urinaria, mantener una dieta rica en fibra para evitar el estreñimiento y reducir los kilos de más y utilizar productos que puedan ayudar a recuperar la calidad de vida y la confianza en una misma.

La incontinencia no es un tabú: es un síntoma que se puede tratar y tiene solución. Hablar de ella y visitar al médico contribuye a bajar barreras y mejorar la calidad de vida.

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