Sistema Único de Salud
Bolivia es el país donde nací y crecí siendo egresado de la facultad de Medicina de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA). Por el año 1999 y dada la coyuntura nacional, me vi en la necesidad de emigrar a México, donde actualmente me preparo para ejercer como especialista en Ginecología.
Han pasado más de dos décadas y debo reconocer los avances que ha tenido mi país; sin embargo, las necesidades inmediatas, materiales y sociales, a las que se enfrentó el actual Gobierno boliviano al asumir postergaron las mejoras de fondo en el área de la salud.
Sobre ello, tengo muy claro el recuerdo de mis recorridos por distintos municipios rurales, donde trabajé por cuatro años. Ya por esta época era notable que al momento de elaborar la planificación local se priorizaban obras de infraestructura, como sedes o canchas deportivas, por sobre las necesidades en salud. Esta situación, que se ha reproducido en el tiempo, ha postergado que se pueda contar con un adecuado sistema de primer y segundo nivel de atención de salud, sumado a las debilidades que presenta el modelo de atención a pacientes por parte del personal médico.
Para superar esta situación de precariedad es necesario trabajar de manera coordinada entre municipios, gobernaciones, gobierno central y organizaciones de la sociedad civil, así como mejorar los mecanismos de priorización de necesidades y ponderar el acceso a servicios de salud dignos y oportunos por sobre otros. No obstante, a pesar de los avances realizados en los últimos años, las actuales pugnas de poder pretenden aplazar estas urgencias y existen grupos políticos que hacen esfuerzos para que todo intento de mejora tienda a fracasar.
La implementación del programa del Sistema Único de Salud (SUS) es inminente, la cual debe estar acompañada de inversiones en atención primaria y educación continua para que tenga el impacto esperado. Esto representa un gran desafío; sin embargo, al ser considerado como política de Estado, se deberá garantizar su sostenibilidad, tomando en cuenta que estas transformaciones necesitarán una década para implementarse completamente y para que se comience a visibilizar resultados.
Para ello, sin duda, se deberá hacer grandes inversiones. También será fundamental contar con personal calificado y mejorar los mecanismos de atención primaria para evitar hacinamientos en los hospitales. Sobre ello, la repatriación, no político-partidaria, de profesionales puede tener un impacto importante en el aporte del conocimiento y la experiencia.
Los médicos y maestros son la base para la construcción de una sociedad y, por ello, merecen un trato digno y justo, por lo que, además de calidad laboral, requerimos salarios justos y sistemas de jubilación dignos, de acuerdo con la responsabilidad de nuestro oficio. La sostenibilidad del SUS depende de la implementación de sistemas de control para evitar un mal uso de sus beneficios.
Finalmente, la modernización, actualización y vanguardia del conocimiento y ciencia en las distintas especialidades médicas serán un punto clave para el éxito del SUS, lo que requerirá que los médicos bolivianos deban estar a la altura del reto en términos de formación académica y científica, así como en el compromiso con la vida de las y los bolivianos.
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