Pago por resultados, el nuevo rumbo en salud

Miércoles, 25/01/2017

Maribel Ramírez Corone, lPeriodista en temas de economía y salud para El Economista. 

La tecnología e innovaciones médicas crecen aceleradamente y dan resultados, pero ello ha implicado un aumento desmesurado en los costos de la salud. A ello se suma la mayor esperanza de vida que eleva más el costo dadas las enfermedades en un mayor número de años cubiertos.

El escenario es que no habrá presupuesto que alcance. Los países, incluso los más ricos, ya no pueden seguir aumentando su inversión en salud. La opción es buscar la eficiencia y, ello, para la industria implica garantizar resultados a menores costos.

Esto lo tienen claro las empresas de dispositivos y tecnología médica. Juan Valencia, director de Economía de la Salud y Reembolso para América Latina de Medtronic-Covidien, admite que los sistemas de salud llegaron a un nivel tal de ineficiencia en la asignación de recursos, que está obligando a esquemas diferentes donde lo que se invierta rinda más y dé mejores resultados.

Es el único camino. La medicina del futuro debe ser necesariamente a menores costos y mejores resultados.

Es claro que invertir más no necesariamente significa mejor salud. Ahí está el caso de Estados Unidos, que invierte US$ 3 billones en salud; dedica 17,6% del PIB a la Salud y no tiene cubierta a toda su población. Con el esquema Medicare (que ahora Trump quiere eliminar) el gobierno de Obama logró extender la cobertura a 20 millones, pero aún quedan sin cubrir 30 millones de estadunidenses. Se calcula que entre 20 y 30% de los recursos para salud en EE.UU. son malgastados.

De ahí que ha surgido el concepto Value Health Care (cuidado de la salud basado en valor), donde la idea es poder medir los resultados en función del costo. Ello implica igualmente que la medicina esté de verdad centrada en el paciente porque en función de su mejoría es que se define el pago del servicio. En Estados Unidos una tercera parte de las decisiones de compras en el sector salud ya están basadas en Value Health Care.

Desde hace cuatro años Medtronic cambió su mentalidad para trabajar con ese enfoque. Primero ubicó sus productos más efectivos y analizó cómo reducir costos. Ahora las tecnologías innovadoras surgen en función del real valor que rendirán al paciente.

El nuevo esquema permite darle la opción al comprador de pagar en función del resultado clínico en el paciente. Ya no se paga por un procedimiento o un producto como tal, sino que ya es postpago y en función de resultados. Por ejemplo en una colocación de stent o revascularización para un paciente con enfermedad arterial coronaria, se espera hasta 90 días después, para que el hospital pueda ver resultado evidente en el paciente y entonces proceder al pago convenido con el proveedor.

Cuando la inteligencia artificial esté de lleno aplicada en este tipo de dispositivos, se facilitarán dichos esquemas postpago, porque el dispositivo ya podrá predecir el comportamiento del paciente y el resultado será más fácilmente previsto.

Sería positivo que estos esquemas ya empezaran a llegar a países como México, pero para ello implica adecuaciones de ley y, valdría la pena, que nuestros reguladores lo vayan vislumbrando.

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