300 millones de vacunas COVID-19 en 10 días: el desafío de la distribución en Latinoamérica
Mientras la pandemia de COVID-19 continúa afectándonos a todos, la inminente llegada de la vacuna abre nuevos horizontes. Sin embargo, es una realidad que Latinoamérica tendrá que hacer un esfuerzo para articular una distribución masiva de las vacunas, sobre todo en hospitales y centros de salud alejados.
De hecho, expertos peruanos como el ex ministro de Salud, Óscar Ugarte, y representantes del Colegio Químico Farmacéutico ya advirtieron que el Perú no cuenta aún con todos los requisitos logísticos para la aplicación de la vacuna.
Por ejemplo, la vacuna producida por Pfizer, la cual será la primera en llegar al país, tiene requisitos de conservación y refrigeración muy específicos: necesita estar a menos de 70 grados para mantener su efectividad, lo cual se logra mediante congeladoras especiales. Según la ministra de Salud Pilar Mazzeti, esto no significará un problema porque el laboratorio las entregará en el punto de vacunación. Sin embargo, Ciro Maguiña, vicedecano del Colegio Médico del Perú, asegura que esta solo podrá ser distribuida en ciudades de la costa debido a sus condiciones de traslado y viabilidad. Del mismo modo, el exministro de Salud Óscar Ugarte precisó que el Perú aún no cuenta con la cadena de frío necesaria ni el personal.
Ante este panorama, Marsh, firma líder global en riesgos y corretaje de seguros, está promoviendo la colaboración entre gobiernos y sector privado para seguir protegiendo la vida y salud de la población, evaluando y gestionando urgentemente los complejos riesgos logísticos, técnicos y de seguridad que conllevará la distribución de la vacuna.
“En Latinoamérica, deberíamos tener capacidad para aplicar las vacunas a la población más vulnerable y personal de primera atención a finales del primer trimestre del 2021, con la segunda dosis requerida a finales del tercer trimestre. En el periodo intermedio, debería continuarse con la vacunación gradual de otros grupos, hasta alcanzar entre un 40 y 50% de la población”, comenta Gerardo Herrera Perdomo, director de Consultoría de Riesgos de Marsh Latinoamérica y el Caribe.
“Para una población de aproximadamente 637 millones de personas en la región, estaríamos considerando como mínimo, en el escenario más conservador, entre 250 a 300 millones de dosis aplicadas en una primera fase, lo cual implica un esfuerzo logístico enorme en una escala nunca antes vista” agregó.
Por su parte, el Perú ya tiene acuerdos con Pfizer para adquirir 9,9 millones de dosis; y con Covax Facility, 13,2 millones. Asimismo, ya está negociando la llegada de 26.8 millones de dosis adicionales.
Además, el país ya ha determinado cuáles serán las posibles fases de su aplicación: en la primera fase se vacunará al personal de primera línea que lucha contra la pandemia (aproximadamente 1,7 millones de personas); en la segunda, a adultos mayores y población en riesgo (2,6 millones de personas); y en la tercera, al resto de la población sin considerar a los niños (16,8 millones de personas). Se estima que el proceso de vacunación podría iniciar a fines de diciembre o enero.
¿Qué implica aplicar 300 millones de dosis en la región? Una arquitectura logística y de seguridad sin precedentes
La vacuna de COVID-19 requiere de al menos dos dosis, teniéndose que reforzar a los 6 meses. Mayormente, la vida de las vacunas es inferior a los 10 días, desde su producción hasta que se aplica. A esto, agreguemos que debe llegar a cada lugar, por recóndito que sea, manteniendo la cadena de frío extremo (entre -20º C y -70º C), temperatura que está usualmente fuera de rango de los productos que requieren refrigeración, lo que incrementa el reto de una adecuada distribución.
Según Herrera, los gobiernos, en un sentido de urgencia, están centrados en la compra de la vacuna, pero aún no están construyendo o reforzando la ‘arquitectura’ necesaria para lograr la distribución efectiva y segura para toda la población.
¿Quién protege a la vacuna? Los riesgos de una logística masiva
La industria farmacéutica ha sido pionera en muchas áreas de gestión del riesgo. Cuentan con sólidos sistemas de gestión y transferencia del riesgo. Lo que es diferente en esta situación es el volumen, la velocidad, la distancia y condiciones de movilización de la vacuna.
Gran distancia: del fabricante al almacenamiento en un centro nacional
- En el caso de los envíos internacionales, seguramente se realizarán mediante transporte aéreo a gran escala. Esto asegura que las vacunas se entreguen en cuestión de horas.
- El desafío es el volumen, velocidad y transporte en frío.
- Aunque el transporte de material biológico a baja temperatura es común, el esfuerzo de transportar grandes cantidades implicará más disponibilidad de aviones y la reconversión de equipos.
Corta distancia: del transporte aéreo al almacenamiento de distribución y al transporte regional
- Los puntos de transferencia son un reto, pues es ahí donde existe mayor riesgo de dañar o perder lotes de vacunas.
- Las vacunas tienen una mínima tolerancia a los cambios de temperatura, por lo que se requiere una especial atención cuando se dividen los cargamentos para distribución.
Último Kilómetro: distribución y entrega en la instalación local
- En esta fase, los problemas varían mucho, pues todo dependerá de las condiciones de las pistas, las distancias y el clima.
- Debido a las altas expectativas generadas en torno a la vacuna, resulta imprescindible garantizar la seguridad de esta, especialmente en Latinoamérica, para no retrasar su correcta distribución.
Kilómetro cero: punto de vacunación
- Se debe velar por ubicar lugares adecuados para administrar la vacuna a gran escala (centros deportivos o comunitarios), además de las instalaciones médicas tradicionales (hospitales, centros de salud), para asegurar mayor cobertura.
- La capacitación para administrar la vacuna será un desafío, pues se debe asegurar que los protocolos clínicos se sigan para así poder minimizar el riesgo de contaminación o infección cruzada.
- Se debe procurar mantener un registro impecable, en el cual se realicen seguimientos estrictos a quienes hayan sido vacunados. En el caso de la segunda dosis existen mayores retos que la primera, ya que debe administrarse en un tiempo exacto y con plena identificación de la persona.
Comentarios