Así han resurgido las enfermedades erradicadas
Ante la circulación del virus de sarampión y de otras enfermedades ya erradicadas en distintos paises eurpeos, alertan sobre los movimientos antivacunas, una corriente que rechaza o retrasa voluntariamente la vacunación de los niños.
En la región europea, en el año 2017, se cuadruplicó el número de casos de sarampión respecto a 2016. Se registraron 21.315 casos y 35 defunciones por la caída en la tasa de inmunización. El 72% de los casos se concentra en Rumania, Italia y Ucrania.
Tambien afectó a países de otros continentes (China, Etiopía, India, Indonesia, Filipinas, Nigeria, Sri Lanka, Sudán, Tailandia, y Vietnam, entre otros) que notificaron brotes de sarampión entre 2016 y 2017.
Además, en 2014 aparecieron 18.000 nuevos casos en Estados Unidos de tosferina, un diagnóstico controlado desde la década de 1970.
En tanto, en la Argentina, según datos del ministerio de Salud, gracias a la vacunación masiva se logró erradicar la viruela, el sarampión desde 2000, el síndrome de rubeola congénita y la rubeola desde 2009, la difteria desde 2006 y el tétanos neonatal desde 2007".
Algunos de estos grupos del Movimiento antivacunas surgen actualmente al tomar de referencia un estudio publicado en 1998 en la revista científica The Lancet, en el que se sugería una relación entre la administración de la triple viral y el desarrollo de autismo en niños que la habían recibido.
Pero en 2010 esa revista debió retractarse formalmente y retirar el estudio al comprobar que los resultados de la investigación se habían manipulado, mientras que el Consejo General Médico del Reino Unido le retiró la licencia al autor tras comprobar su falta de ética.
¿Cuáles son algunos de los mitos sobre la vacunación?
La OMS sugiere que no sólo nos vacunamos para protegernos a nosotros mismos sino también para proteger a quienes nos rodean, y asegura que "Los programas eficaces de vacunación dependen de la cooperación de cada persona para asegurar el bien común".
Mito 1: Las mejores condiciones de higiene y saneamiento harán desaparecer las enfermedades; las vacunas no son necesarias. FALSO
Las enfermedades contra las que podemos vacunar volverían a aparecer si se interrumpieran los programas de vacunación. Si bien la mejor higiene, el lavado de las manos y el agua potable contribuyen a proteger a las personas contra enfermedades infecciosas, muchas infecciones se pueden propagar independientemente de la higiene que mantengamos. Si las personas no estuvieran vacunadas, algunas enfermedades que se han vuelto poco comunes, tales como la poliomielitis y el sarampión, reaparecerían rápidamente
Mito 2: Las vacunas conllevan algunos efectos secundarios nocivos y de largo plazo que aún no se conocen. Más aún, la vacunación puede ser mortal. FALSO
Las vacunas son muy seguras. La mayoría de las reacciones vacunales son generalmente leves y temporales, por ejemplo, un brazo dolorido o febrícula. Es más probable padecer un trastorno grave por una enfermedad prevenible mediante vacunación que por una vacuna. Aunque un solo caso de trastorno grave o defunción por vacunas ya es demasiado, los beneficios de la vacunación compensan con creces el riesgo, dado que sin las vacunas se producirían muchos trastornos y defunciones.
Mito 3: Las enfermedades prevenibles mediante vacunación están casi erradicadas en mi país, por lo tanto no hay motivos para que me vacune. FALSO
Si bien las enfermedades prevenibles mediante vacunación son actualmente poco comunes en muchos países, los agentes infecciosos que las provocan siguen circulando en algunas partes del mundo. En un mundo sumamente interconectado, esos agentes pueden atravesar las fronteras geográficas e infectar a cualquier persona no protegida. Por ejemplo, a partir de 2005, en Europa occidental se produjeron brotes de sarampión en poblaciones no vacunadas de Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Francia, Italia, el Reino Unido y Suiza.
Mito 4: Es mejor la inmunización por la enfermedad que por las vacunas. FALSO
Las vacunas interactúan con el sistema inmunitario para producir una respuesta similar a la que produciría la infección natural, pero no causan la enfermedad ni exponen a la persona inmunizada a riesgos de posibles complicaciones.
Mito 5: La gripe es solo una molestia y la vacuna no es muy eficaz. FALSO
Es una enfermedad grave que cada año provoca entre 300.000 y 500.000 defunciones en todo el mundo. Las embarazadas, los niños pequeños, los ancianos con problemas de salud y cualquiera que padezca un trastorno crónico, por ejemplo, asma o cardiopatía, corren un alto riesgo de infección grave y muerte. La mayoría de las vacunas contra la gripe inmuniza contra las tres cepas de mayor prevalencia circulantes en una estación dada.
Mito 6: Las vacunas contienen mercurio, que es peligroso. FALSO
El tiomersal es un compuesto orgánico con mercurio que se añade a algunas vacunas como conservante. No hay pruebas científicas que sugieran que la cantidad de tiomersal utilizada en las vacunas entrañe un riesgo para la salud.
Mito 7: Las vacunas causan autismo. FALSO
Según se pudo determinar, el estudio de 1998 que suscitó inquietud acerca de un posible vínculo entre la vacuna contra el sarampión, la parotiditis y la rubéola, por un lado, y el autismo, por otro, contenía graves irregularidades, por lo que la publicación que lo divulgó lo retiró.
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