¿Cuáles son las consecuencias de un aumento en la esperanza de vida en México?

Martes, 30/05/2017
Si en los próximos 100 años las personas siguen dejando de trabajar a la edad de 60/65 años, podrían vivir un retiro de más de 40 años, cuando anteriormente se esperaba que el retiro de una persona no rebasaría 10 o 15 años.
El Economista

La esperanza de vida en todo el mundo se ha incrementado de manera continua durante más de medio siglo. En México, mientras que en 1950 la esperanza de vida no rebasaba los 50 años de edad, en el 2017 es de más de 70 años y se prevé que en las próximas décadas llegue hasta los 100 años de vida. Si en los próximos 100 años las personas siguen dejando de trabajar a la edad de 60 - 65 años, podrían vivir un retiro de más de 40 años, cuando anteriormente se esperaba que el retiro de una persona no rebasaría 10 o 15 años.

“La expectativa de que el retiro comience entre principios y mediados de los 60 años probablemente sea una cosa del pasado o un privilegio de los muy ricos”, explicó el Foro Económico Mundial (WEF) en su reporte Viviremos hasta los 100. ¿Cómo podemos pagarlo?. Lo que podría suponer que para la organización internacional la desigualdad y el bajo crecimiento económico de los países más pobres se mantendrá como una constante en los próximos 30 años.

Para la institución, los retos que enfrentan las sociedades en proceso de envejecimiento se deben al decremento en la tasa de nacimientos y al incremento en la esperanza de vida, lo que implica que cada vez menos personas formarán parte de la fuerza laboral mientras que más personas entraran en el retiro. La edad en la que dejan de trabajar las personas, es decir, la edad de retiro, debe ser cada vez mayor si es que queremos resolver el problema, de acuerdo con el WEF, por lo que las naciones que están reduciendo la edad en la que las personas pueden retirarse sólo están agravando este problema.

Entre las tendencias que afectarán las pensiones de la población mundial en el futuro, según el WEF, está la falta de opciones para que los trabajadores accedan a un sistema de pensiones o a un plan de ahorro justo; que las inversiones en los últimos años han sido de muy largo plazo y con un muy bajo retorno, lo que afecta a los fondos de pensiones, como las afores; que existe poca información financiera entre la población mundial; que los ahorros individuales son más bajos de lo necesario y que los trabajadores deben ocuparse demasiado del manejo de su pensión.

En México, el déficit de pensiones actual representa 0,5% del PIB, es decir, alrededor de 92 millones de pesos (US$ 4,9 millones). Para el 2040, se estima que este déficit represente 1,4% del PIB, lo que implicaría un déficit de más de 1.000 millones de pesos (US$ 53,9 millones). Esto quiere decir que mientras que actualmente hacen falta 92 millones de pesos (US$ 4,9 millones) para cubrir las pensiones de todos los trabajadores retirados, en el 2040 harán falta más de 1.000 millones de pesos (US$ 53,9 millones).

Si las edades de jubilación, la tasa de natalidad, la administración de los sistemas de pensiones o las contribuciones que realizan los gobiernos, las empresas y los trabajadores no registran un cambio, la proporción entre las personas ocupadas y las personas en retiro pasará de ser de ocho a uno a una de cuatro a uno. “La economía global simplemente no puede soportar esta carga”, explica el WEF en su informe.

Para el WEF, es indispensable que replanteemos el problema de la edad de retiro y ampliar la carrera laboral de una persona lo más posible, con lo que los únicos responsables de las pensiones de un trabajador es él mismo. ¿Hay alguna otra forma en la que se puedan arreglar los sistemas pensionarios? Como que los patrones den más dinero a los sistemas de pensiones o que los sistemas de administración sean más efectivos.

La salud de los sistemas pensionarios depende de varios factores y agentes. Si bien el trabajador es el actor esencial de su propio ahorro para el retiro, las administradoras para el retiro y el gobierno también son agentes que pueden incidir enormemente en la forma en la que se administra este ahorro y en las retribuciones que los trabajadores esperan obtener de su inversión.

“Los sistemas de pensiones saludables contribuyen positivamente a la creación de una economía estable y próspera. Asegurar que el público tenga confianza en el sistema y que se cumplan los beneficios prometidos, permite a los individuos continuar consumiendo y gastando durante sus años de trabajo y jubilados. Si se pierde esta confianza duramente ganada, existe un riesgo significativo de que los jubilados moderen sus hábitos de consumo y sus patrones de consumo. Tal moderación tendría un impacto negativo en la economía en general, particularmente en países donde el tamaño de la población jubilada sigue creciendo”, explicó el Foro Económico Mundial.

En el caso de México, por ejemplo, el sistema de pensiones que entró en vigor en 1997 no cuenta con la confianza de la población mexicana, que no espera poder retirarse dignamente. Nadie asume la responsabilidad por la falta de confianza en el sistema mexicano de pensiones.

Leopoldo Somohano, director de planeación estratégica de Principal Financial Group, el grupo que administra Afore Principal, dijo para El Economista que “las bajas pensiones que recibirán los trabajadores no son culpa de las administradoras de fondos de ahorro para el retiro (afores), sino la falta de voluntad política que existe por parte de las autoridades para implementar políticas que ayuden a incrementar las aportaciones que se hacen para el ahorro del retiro”.

Esto a pesar de que en mayo pasado se dio a conocer que la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) multó a Sura, XXI Banorte, Principal y Profuturo GNP por haber cometido prácticas monopólicas, al haberse puesto de acuerdo para reducir los traspasos entre afores con el fin de disminuir el gasto en publicidad y con ello incrementar sus utilidades, según información recabada por El Economista.

El gobierno tampoco parece tener intención de incrementar las aportaciones que se realizan al fondo para el retiro de los trabajadores, las cuales actualmente son de 6,5%. De acuerdo con el director de la Asociación Mexicana de Afores (Amafore), “no vemos entre las autoridades disposición de incrementar las aportaciones en el corto plazo debido a que hay prioridades de otras reformas que han tenido (…) lo cierto es que esa demora nos está costando generaciones con bajas pensiones porque no se ahorra lo que se requiere”, explicó a El Economista.

Parece que los únicos que asumen la responsabilidad con respecto al sistema de pensiones que les proveerá de su dinero cuando se retiren son los trabajadores. Según el estudio Ahorro Latam 360 de Sura, casi la mitad de los mexicanos asume que la responsabilidad de tener una pensión es suya, además de que sólo 1% de los trabajadores mexicanos prefiere su afore para ahorrar la pensión que recibirá en el futuro.

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