México: 10 millones en riesgo de depresión

Viernes, 05/05/2017
Expertos indican que estos padecimientos afectan más en las etapas más productivas de la vida y que incluso pueden ser manifestaciones sanas.
El Economista

La Organización Mundial de la Salud declaró que las enfermedades mentales son la principal causa mundial de discapacidad y contribuyen de forma muy importante a la carga general de morbilidad. Estos padecimientos además “representan altos costos para la naciones, mucho mayores que los cánceres, enfermedades respiratorias crónicas e incluso la obesidad y la diabetes mellitus” expresó Mario González Zavala, especialista en psiquiatría y adicciones.

Donde más afectan las enfermedades mentales es en las etapas más productivas de la vida, “estamos hablando de cuando uno estudia, forma vínculos de pareja, trabaja, se casa o tiene hijos. Por eso son tan costosas, imaginemos a una madre de familia que trabaja y cuida a sus hijos, si sufre una incapacidad de esta naturaleza, viene un desequilibrio, mental, social y económico para toda la familia”.

En México, según datos de la Secretaría de Salud y su Programa de Acción de Salud Mental, se calcula que más de 10 millones de personas sufrirán depresión en algún momento de sus vidas, en cuanto a la epidemiología, los datos más representativos son los de la Encuesta Nacional de Enfermedades Psiquiátricas (2000) y reportó que el primer grupo de enfermedades mentales, los trastornos de ansiedad, representan 14%, mientras que las enfermedades que tienen que ver con el estado de ánimo están en 9.1% de la población.

“Los números son altos y las consecuencias son aparatosas”, dijo el especialista, de ahí la importancia no sólo de educar, sino sensibilizar a la población de que estas enfermedades no son inventadas, pues muchas veces se estigmatiza al paciente. “Las enfermedades mentales son físicas, es decir, afectan el órgano blanco que es el cerebro, modifican cómo funciona y su estructura, esto provoca que no tengan una buena regulación de las emociones o los niveles de ansiedad, así que no se trata de sólo echarle ganas, son disfunciones que la persona no puede controlar por sí sola”.

González aseguró que esta es la parte difícil, pues aunque es una enfermedad tratable y previsible “es poco diagnosticada y los pocos que se diagnostican no se tratan. Hay un miedo terrible de la población en general a acudir a profesionales de la salud mental; a nivel mundial aproximadamente la mitad de las personas con depresión no recibe tratamientos y en el caso de México hablamos de 72% y de éste, 28% que sí recibe tratamiento y 60% recibe el mínimo necesario”.

¿Qué se puede hacer?

El autor de diversos artículos explicó que para poder diferenciar cuándo es necesario acudir a un especialista, primero hay que tener claro que la depresión y la ansiedad son manifestaciones no sólo normales, sino sanas.

“Veámoslo como un regulador: si ese regulador pierde su funcionamiento, encontraremos una tristeza que es predominante, generalizada y que ya empieza a cambiar nuestra perspectiva del mundo. Podría presentarse la anhedonia, que es la incapacidad para experimentar placer, la pérdida de interés o satisfacción en casi todas las actividades y se considera una falta de reactividad a los estímulos habitualmente placenteros.

Estos dos estados se pueden acompañar por cambios en el apetito, el sueño, capacidad de concentración, olvido, llanto fácil, hasta llegar al punto más alto que son ideas suicidas y alucinaciones. En este momento ya es necesaria la atención de un especialista”.

La depresión también se asocia con el consumo de sustancias, “tan sólo pensemos en el efecto del alcohol, el cual se usa mucho “para olvidar las penas”, por ejemplo, la nicotina con sus efectos químicos en el cerebro disminuyen la depresión y ansiedad por la enzima monoamino-oxidasa, que tiene un mecanismo muy parecido a los antidepresivos, así la gente puede llegar a abusar de estas sustancias hasta presentar adicción o viceversa, puede empezar por una adicción y convertirse en una depresión, la relación es bidireccional”.

El especialista concluyó recordando que en México existen instituciones dedicadas a estos padecimientos y que hay guías y modelos de tratamiento para detectarlos desde el primer nivel de atención.

“En caso de que la persona no reconozca la enfermedad, la familia toma un papel importantísimo, que es buscar información confiable. Para ello está la página de la OMS y del Instituto Nacional de Psiquiatría, para entender y conocer más de estos padecimientos y así poder motivar una valoración”.

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