Productos alternativos al cigarrillo no quitan el hábito
La mayoría de los nuevos consumidores de tabaco son menores de edad. La OMS afirma que la mayoría empieza a fumar antes de los 18 años, y al menos una cuarta parte tiene menos de 10 años. Si esto continúa, 250 millones de niños y adolescentes que fuman hoy lo seguirán haciendo de adultos y morirán de enfermedades relacionadas con el tabaco.
Aunque hubo un prototipo en 1963, el cigarrillo electrónico se comercializó en 2004 en China y llegó a Europa y Estados Unidos en 2006 y 2007. El diseño del vaporizador ha experimentado cambios para proponerse como una alternativa al cigarrillo tradicional. No se previó su enorme popularidad entre los adolescentes, un grupo al que no estaba destinado.
Frente a esto, aparecen los productos de tabaco calentado, que liberan nicotina, contienen aditivos no tabáquicos e imitan el hábito de fumar un cigarrillo de combustión. En este último el tabaco se quema entre 600 y 800°C. El dispositivo de tabaco calentado alcanza como máximo 350°C, y no llega a la combustión.
“Lo que origina las enfermedades asociadas con fumar no es la nicotina (que sí cumple un rol adictivo), sino las sustancias que se liberan al quemar el tabaco. A mayor temperatura, mayor riesgo”, dice la doctora Andrea Costantini, jefa regional del área científica de Philip Morris Internacional, que este año recibió aprobación de la FDA para su producto IQOS. Al calentar el tabaco, se genera un aerosol que libera nicotina y sabor. “No produce humo, ceniza, hay menos olor y se disminuye en un 95% las sustancias tóxicas”. “En el mundo hay 1.100 millones de fumadores”, expresa Costantini, “al 70% gustaría dejar de fumar, pero solo el 50% lo intentará, y apenas el 7% tendrá éxito. Esta es una alternativa para su salud”.
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