Segundo balance del COVID-19 en América Latina: la evolución de los contagios

Miércoles, 24/06/2020
No hay indicación de que el desarrollo de la pandemia se atenúe a corto plazo, por lo que es valioso hacer una revisión periódica a las cifras en comparación con otros países. Aquí una segunda mirada a Lationamérica contrastada con otras regiones del mundo.
El Espectador

Hace un mes analizamos en estas mismas páginas el desarrollo de la pandemia COVID-19, su evolución y situación en los países latinoamericanos, comparando con lo que estaba ocurriendo en Europa.

El mismo ejercicio, hoy, nos ofrece un cuadro mucho más preocupante. Hace un par de días, el director general de la Organización Mundial de la Salud destacó cómo la pandemia se está acelerando. En esa circunstancia llamó la atención al tema de los campos de refugiados, pero solamente unos diez días antes había subrayado la gravedad de la situación en América Latina.

Nuestro análisis quiere revisar cuantitativamente esta aceleración. Para ello analizaremos 31 países, los 18 con más de 100.000 contagios registrados al 19 de junio, los cuales juntos representan el 80 % de los contagios mundiales, y los 17 países latinoamericanos con más de 2.000 contagios, cuatro de los cuales (Brasil, Perú, Chile y México) pertenecen al grupo de arriba de 100.000.

Como escribíamos hace un mes, lo que nos tranquilizaría sería si pudiéramos observar en la curva de los contagios el mismo andamiento que se observa en los países que han superado la pandemia. También, sin aspirar a alcanzar una situación como la de Nueva Zelanda, que en el último mes ha registrado tan solo ocho casos, sería deseable un andamiento de alguna forma cercano a la S que predicen los modelos epidemiológicos, y que, con distintos niveles de precisión, describen, o empiezan a describir, la situación en seis de los países analizados (Italia, Alemania, Canadá, España, Francia y Reino Unido).

No sobra, sin embargo, recordar que un tal andamiento no es garantía de la irreversibilidad de la situación. En dos de los países considerados (Irán y Arabia Saudita) hace algún tiempo pareció que la curva de los contagios se estuviera aplanando. Sin embargo, este andamiento no persistió.

Esto nos lleva a una primera observación: aun cuando mejore la situación, y con mayor razón cuando, a pesar de no haber mejorado, la necesidad de proteger la economía del país imponga flexibilidad en las medidas de contención, son esenciales la concientización individual de la necesidad de observar en la medida de lo posible las reglas de comportamiento oportunas y el control del brote a través de tests sistemáticos.

Lamentablemente, no se puede ignorar que hay medios sociales que difunden falsas noticias, minimizan la gravedad de la pandemia o inclusive niegan su existencia. Afortunadamente, existen varios sitios de control de hechos. Es excelente la labor del Washington Post en Estados Unidos, del sitio bufale.net en Italia, y del sitio maldita.es en español. Estos temas se cruzan con ideas de una, a mi modo de ver malentendida, autonomía individual que pasan por alto el impacto social de acciones individuales. El rechazo a la idea de eventualmente vacunarse de parte del 41% de la población italiana es un ejemplo.

Ya comentamos las tendencias positivas en algunos países, sobre todo europeos, a los cuales se añaden otros que no hemos mencionado por estar debajo del umbral de 100.000 contagios.

Pero ¿qué pasa en los demás países de ese grupo? No se vislumbra un achatamiento de la curva de los contagios, que analizaremos sin recurrir a los más o menos sofisticados modelos de ecuaciones diferenciales derivados del modelo SIR.

La serie histórica de la evolución de los contagios registrados muestra que los datos de los últimos días pueden ser representados de manera excelente, es decir con valores del coeficiente de determinación R2 muy cercanos a 1, por una línea recta. Esto confirma la calidad del ajuste lineal, y en consecuencia que no hay achatamiento de la curva.

Hay elementos sujetivos en la evaluación de la duración del periodo durante el cual ajustar linealmente los datos recientes, pero el valor de R2 de nuestros ajustes sustentará las decisiones tomadas al respecto.

Este análisis no es afectado por las incertidumbres de los datos analizados, ya que su finalidad es comparar la situación actual con la de hace un mes.

Las tres tablas siguientes resumen nuestros resultados. Se presentan el periodo T cubierto por el análisis, los incrementos promedio diarios, durante ese periodo, de los contagios, el absoluto, Nabs, y el por millón de habitantes, Nabs, el R2 del ajuste y el valor de Nabs. Este último está subrayado si es el que se publicó en el artículo de hace un mes. Para los demás países se calculó el valor promedio entre el 10 y 19 de mayo y se usó la itálica.

La primera tabla se refiere a los seis países con más de 100.000 contagios, cuya curva es, o empieza a ser, plana; la segunda se refiere a los otros 12 arriba de 100.000 contagios, en los cuales esto no ocurre, y la tercera a los restantes 13 países de América Latina con más de 2.000 contagios.

Las tablas más interesantes son las últimas dos. La tipografía usada para indicar el país depende del cociente entre los dos valores de Nabs. Si disminuyó, se usó tipografía normal, mientras para valores del cociente entre 1 y 2 se usó la negrilla, entre 2 y 3 la itálica, entre 3 y 4 la negrilla subrayada y arriba de cuatro el subrayado.

La gravedad de la situación mencionada por el director general de la OMS es innegable. Obviamente hay que matizar esta consideración, tomando en cuenta la extensión del país, la difusión de los focos, la capacidad de respuesta del sistema sanitario. Sin embargo, los dos indicadores sobre los cuales hemos llamado la atención, el valor de Nrel y el crecimiento de los contagios en el último mes deben ser seguidos con atención.

No hay indicación de que el desarrollo de la pandemia se atenúe a corto plazo. No es obvio hasta qué punto las capacidades nacionales permitirán hacer frente a los problemas que esto pondrá. Esto probablemente requiera programas de cooperación regional, del tipo del programa rescEU de la Unión Europea o inclusive acciones más amplias. En Italia y Francia posibles insuficiencias locales del sistema sanitario han sido sorteadas con traslados en trenes o aviones especiales a otras áreas del país. La crisis del transporte aéreo tal vez permita considerar acciones de esta naturaleza al interior de un país o hacia países que podrían inclusive estar en otras regiones donde la pandemia no presente el mismo nivel de desarrollo.

*Por Galileo Violini, director emérito del Centro Internacional de Física. Premio Wheatley de la American Physical Society.

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