Para comprobar la capacidad funcional del mini cerebro, los científicos colocaron junto a él un pedazo de médula espinal de un embrión de ratón con el músculo adyacente de la espalda.
La técnica ya ha servido, por ejemplo, para comprender un poco mejor cómo es el virus del Zika, el sistema CRISPR-Cas9 de edición genómica o avanzar en el diseño de fármacos contra el cáncer.
Un estudio ha descubierto que el riesgo de que las mujeres desarrollen cáncer de mama o de ovario se debe tanto a los antecedentes familiares como a la ubicación precisa del fallo genético.
La investigación se centrará en el glioblastoma, la forma más común de cáncer cerebral, que tiene una tasa de supervivencia a cinco años de apenas el 5%.