Cambiar cigarrillos convencionales por electrónicos sí trae beneficios para la salud
Que si los cigarrillos electrónicos son mejores que el tabaco convencional, que si inhalar humo es mejor que inhalar vapor, que si vapear es la solución de los fumadores, son apenas tres de la infinidad de cuestionamientos sobre el real beneficio del acto de vapear. La información al respecto, las investigaciones y los efectos de los cigarrillos electrónicos comparados con los convencionales flotan en un agujero negro. Nadie parece darle un "sí, es saludable" de manera contundente, hasta ahora, que se suman al debate dos investigaciones científicas sobre su seguridad.
La primera es un estudio sobre vapeo que duró 16 meses para concluirse. Esa investigación, financiada por la organización inglesa Cancer Research UK, comparó la exposición a sustancias tóxicas entre personas que pasaron de fumar tabaco a fumar vapor durante ese tiempo. El resultado fue una reducción significativa de agentes cancerígenos y otros compuestos tóxicos en aquellos que habían renunciado por completo al cigarrillo.
El segundo fue una investigación más reciente. Un estudio adicional en el que se compararon los tóxicos del vapor y los del humo y cómo estos pueden causar cáncer. Así se estimó el riesgo que corren los consumidores con cada opción, si llegaran a casarse con el acto de vapear o con la inhalación convencional del humo. La conclusión fue clara: vapear dio un riesgo de cáncer alrededor del 1% del consumo de cigarrillos.
Tiene sentido. El peligro disminuye porque no hay tabaco dentro de estos productos electrónicos. Además, no se inhala tabaco quemado, o se mastica, si es el caso, ya que ambas situaciones son totalmente perjudiciales.
La suma de esos artículos, por ahora los más completos en el tema, han influido movidas políticas en Europa. Organizaciones inglesas como el Royal College of General Practitioners y la British Medical Association impulsaron este año el consumo de cigarrillos electrónicos como una alternativa saludable para los fumadores consumados. Incluso, la campaña anual de la agencia Public Health England incluyó los cigarrillos electrónicos en sus publicidades a nivel nacional.
Sin embargo, esta opción todavía no convence por completo. Hay países en el que vapear da multas y hasta prisión si atrapan al consumidor en la calle. Una de las razones es que se cree que estos productos incitan a los jóvenes a consumir.
Para comprobarlo, un estudio londinense reunió a 60.000 adolescentes para saber si después de probar el vapor quedaban con ganas de seguir fumando, ya esa vez, cigarrillos convencionales con humo y tabaco. La respuesta no fue concluyente, aunque el porcentaje de los jóvenes que continuaron haciéndolo siguió siendo muy bajo, menos del 1 % apenas. Es decir, en comparación con los cigarrillos de tabaco, el vapor parece ser la mejor opción si no todavía no decide renunciar al acto de fumar.
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