¿Estamos cocientes de nuestro entorno al morir?
¿Hay vida después de la muerte? ¿Es cierto que una sucesión de recuerdos invaden la mente segundos antes de partir? Estas y otras preguntas sobre qué pasa en los últimos minutos de vida han desvelado a los humanos desde el inicio de los tiempos.
Investigadores de la Universidad Stony Brook, en Nueva York, encontraron evidencia que sugiere que el cerebro humano está activo por un período de tiempo breve luego del fallecimiento.
Para estudiar qué pasa con la conciencia humana luego de la muerte, los científicos examinaron una serie de casos de personas que sufrieron un paro cardíaco pero sobrevivieron. Todos los entrevistados aseguraron estar plenamente conscientes de su entorno y de lo que estaba pasando a pesar de estar técnicamente muertos antes de ser reanimados por los doctores.
La investigación de la Universidad Stony Brook de Nueva York busca mejorar la calidad de las técnicas de resucitación existentes, ahondando en la prevención del daño cerebral mientras el corazón está siendo reanimado.
¿Cómo se detiene el corazón? Primero, la sangre deja de circular al cerebro, lo que hace que la persona pierda los reflejos casi al instante. Así la corteza cerebral, la parte pensante del cerebro, se enlentece en cuestión de segundos. Luego, las ondas cerebrales no pueden verse en un monitor eléctrico, lo que es indicio de una reacción en cadena de los procesos celulares que usualmente culminan con la muerte de las células del cerebro.
Sin embargo, este es un proceso que puede llevar horas y allí se abre una ventana que deja espacio a que las personas estén conscientes de lo que pasa. A pesar de que el funcionamiento del cerebro es más lento, las células del cerebro vuelven a funcionar apenas se inicie la Reanimación Cardiopulmonar (RCP), aseguró el doctor Sam Parnia, el jefe de la investigación, a la revista LiveScience.
Por eso, los pacientes del estudio “podían ver a los médicos y enfermeros trabajando y entendían perfectamente sus conversaciones y acciones”, explicó el doctor.
A pesar de lo aterradora que pueda parecer esta experiencia, hay buenas noticias: quienes logran vivir para contarla suelen convertirse en personas más altruistas. El jefe de la investigación explicó que regresan “transformados positivamente” porque “le encuentran un nuevo significado a la vida”.
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