Trabajar de noche podría ser cancerígeno

Miércoles, 10/07/2019
Científicos de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer llegaron a la conclusión después de analizar la evidencia existente.
El Espectador

El debate sobre los efectos del trabajo nocturno en la salud humana, al igual que con el glifosato, se ha extendido por años. ¿Pueden los trabajos nocturnos, que obligan a las personas a un constante cambio de ritmo circadiano, ser causa de diferentes tumores?

Este mes el grupo de trabajo conformado por 27 científicos de 16 países que comisionó la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) para analizar la mejor evidencia entregó su informe final. Su conclusión deja el asunto en la misma zona gris declarada en 2007: "los trabajos nocturnos son probablemente carcinógenos para los humanos".

Tras analizar decenas de trabajos, el grupo de científicos apuntó que en este punto existe "evidencia limitada de cáncer en humanos, evidencia suficiente de cáncer en animales experimentales y evidencia mecánica fuerte en animales experimentales". 

Diversos análisis médicos, así como la comprensión de la fisiología humana, ha llevado a pensar que uno de los efectos más pronunciados de los trabajos nocturnos es la interrupción de los ritmos circadianos. Aproximadamente 1 de cada 5 trabajadores en todo el mundo se dedican al trabajo nocturno. Los más comunes incluyen los sectores de atención médica, manufactura, transporte, venta minorista y servicios. 

Establecer hasta qué punto esa alteración del ritmo circadiano es la causa de cáncer de seno, próstata o colorectal en las poblaciones que asumen este tipo de trabajo no ha sido fácil pues el problema se mezcla con otras variables como estilos de vida y factores ambientales. 

Encontrar una asociación clara entre el trabajo nocturno y diferentes tipos de cáncer ha sido el principal reto de los científicos. La mayoría de los estudios que siguen por años a un grupo de personas, considerados los más sólidos a la hora de sacar conclusiones, no han logrado detectar una asociación positiva con el cáncer de mama. Algunos trabajos han detectado una asociación con cáncer de próstata y cáncer de colon pero para los científicos no hay consistencia en los resultados. 

Sin embargo, para el grupo de trabajo de la IARC sí existe evidencia suficiente en animales experimentales relacionada con la carcinogenicidad cuando se alteran los patrones de luz-oscuridad. En uno de estos estudios, en los que se expuso a ratones machos y hembras a patrones de luz-oscuridad atípicos se observó un aumento en la incidencia de carcinoma hepatocelular. 

En su reporte, cuyas principales conclusiones fueron recogidas en un editorial de la revista The Lancet, el grupo consideró que “hay pruebas sólidas, tanto en humanos como en animales de experimentación, de que la alteración en el horario claro-oscuro da como resultado cambios en la melatonina sérica y en la expresión de los genes circadianos centrales”. Esto significa para ellos que “existe una fuerte evidencia mecanicista en los sistemas experimentales, basada en los efectos consistentes con la inmunosupresión, la inflamación crónica y la proliferación celular”.

Considerando todas estos datos, el grupo recomendó mantener en la categoría de “probablemente cancerígeno” a los trabajos nocturnos. 

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