Vanina Caniza, de Baker McKenzie: "La sinergia entre salud y tecnología traerá un rediseño fundamental de los modelos y prácticas comerciales"

Lunes, 31/08/2020
Vanina Caniza, directora regional de la práctica de Salud en Baker McKenzie, se refirió a los principales cambios que la pandemia ha impulsado en el sector de Salud Digital, además de las tendencias de telemedicina que los recintos hospitalarios deberán adoptar en el futuro.
Josefina Martínez

El sector Salud Digital ha sufrido transformaciones importantes en estos últimos meses. Y es que la telemedicina ha sido clave para continuar con las consultas médicas y procedimientos que necesitan ser atendidos a pesar de la pandemia. 

Le consultamos a la directora de la práctica de Salud y socia de la oficina Baker McKenzie en Buenos Aires, Vanina Caniza, respecto a los principales cambios que han marcado al sector Salud Digital y las tendencias que se acercan respecto a la telemedicina. También sus potenciales riesgos. 

La entrevista, a continuación. 

- ¿Consideras que el sector de la Salud Digital se ha visto afectado por la pandemia de coronavirus en América Latina?

La salud digital (digital health), entendida como la convergencia entre el cuidado de la salud y la tecnología, dio un salto hacia adelante a partir de la pandemia y ya no habrá vuelta atrás. La telemedicina, por ejemplo, que estaba planeada o ideada a mediano plazo, se volvió una realidad prácticamente de un día para otro. Las medidas de aislamiento obligatorio dispuestas en muchas ciudades de nuestra región aceleraron su implementación.

La industria farmacéutica y del cuidado de la salud está experimentando un cambio profundo que se agudizará en el futuro cercano. No solo porque las nuevas tecnologías están aumentando su impacto en la industria de manera exponencial, sino también por los desafíos específicos surgidos por COVID-19. La sinergia entre salud y tecnología traerá un rediseño fundamental de los modelos y prácticas comerciales. Vemos grandes oportunidades, por un lado, y grandes desafíos por el otro, especialmente lo relativo a privacidad y protección de datos personales tomará creciente importancia.

- ¿Existe alguna tendencia en particular de telemedicina para el futuro inmediato? ¿Se espera que el sector aumente en el próximo año, ya sea como resultado de la pandemia o independientemente de ella?

La tendencia principal que vemos va de la mano de la revisión de las normas relativas a la telemedicina (consultas online, por video conferencia, diagnóstico remoto). Esto, además de mejorar la capilaridad de los sistemas de salud, ayuda a manejar los costos. Si bien hay desafíos, esto permite, por ejemplo, mejorar la atención mediante interconsultas en tiempo real y acelerar los tiempos de ciertos diagnósticos o modificaciones en tratamientos. 

También permite un control y un seguimiento más inmediato de las enfermedades. En donde antes los pacientes pedían un turno, esperaban, asistían a un centro o consultorio, eran derivados a otro especialista, etc., hoy podemos ver un acortamiento sustancial de ciertos pasos y una mejora de la relación médico paciente de la mano de soluciones digitales.

- Una vez superada la pandemia, ¿se espera un aumento en la actividad del sector en América Latina aún en un escenario de contracción económica? 

Pienso que va a haber una contracción menor que en otras industrias, pero la contracción económica afecta a esta industria también. La tendencia en alza de la telemedicina resultará en un aumento la demanda de ciertos productos y servicios en el sector. Hemos visto también en este contexto cómo el sector público y el sector privado han tenido que coordinar esfuerzos. Anticipamos más asociaciones público-privadas, donde los actores de la industria privada se unan con agencias gubernamentales en grandes proyectos, particularmente proyectos de infraestructura de salud. 

También prevemos más proyectos de M&A y oportunidades de contratos de licencia y otras formas de colaboración. Aunque algunos de estos proyectos puedan originarse o tener lugar primero en Asia, Europa o América del Norte, definitivamente traerán cambios a nuestra región. 

- Si bien la telemedicina se vislumbra como una oportunidad en tiempos de pandemia, ¿cuáles son sus principales riesgos?

Una vez superada la crisis de los confinamientos establecidos por COVID-19, será necesario un debate profundo relativo a la regulación de la telemedicina y entender que, cuando hablamos de telemedicina, no estamos hablando solamente de poner una pantalla de por medio entre el médico y el paciente. Si esa es la definición y hasta ahí llega la transformación del sistema, el sistema representará un ahorro de costos en el corto plazo, pero, a largo y a mediano plazo, empeorará la calidad del servicio de salud y ese supuesto ahorro se convertirá en un mayor costo. Cuando hablamos de telemedicina tenemos que pensar en herramientas que nutran la relación médico-paciente, como sistemas de monitoreo remoto en relaciones médico-paciente ya establecidas a las que se suma la posibilidad de segundas opiniones, derivaciones para consultas a especialistas.

Uno de los desafíos es que el paciente acepte esta nueva modalidad de acceso a los profesionales de la salud. Existen encuestas que indican que esta preocupación es la razón principal la que los pacientes prefieren las visitas a un consultorio médico sobre una consulta remota por medios electrónicos. 

Otro riesgo es que la solución de la telemedicina no puede ser ofrecida del mismo modo a todos los pacientes. Pacientes mayores o menos educados pueden encontrar más dificultades en la interacción virtual y podrían no comunicar adecuadamente sus dolencias o no entender las recomendaciones médicas. En estos pacientes la atención personal continuará siendo muy importante.

Los riesgos tienen que ver con la con la protección y el tratamiento (almacenamiento, seguridad, etc.) de datos personales, el uso que puede darse a esos datos y los riesgos que supone el potencial uso incorrecto de los datos o el acceso por personas o entidades no autorizadas. Los datos de salud son datos sensibles y como tales gozan de una estricta protección en la mayoría de los sistemas jurídicos.

Otro riesgo es el incorrecto uso de los canales de telemedicina por parte de los profesionales de la salud o de los pagadores. En este sentido, deberán implementarse y monitorearse protocolos adecuados que tengan que ver con criterios de derivación a un centro de salud, interconsulta con otros profesionales de la salud, seguimiento de pacientes, etc.

La falta de regulación de la telemedicina es otro riesgo. Hasta tanto los países modifiquen sus legislaciones habría un riesgo de violar las leyes de ejercicio profesional de la medicina. Las regulaciones temporarias emitidas por algunos gobiernos suman una cuota de incertidumbre.

- ¿Qué países de América Latina son los más preparados en términos de telesalud y por qué?

Depende de cómo entendamos el concepto de telesalud. No hace falta demasiada preparación para telemedicina, pero, por ejemplo, el acceso a dispositivos de diagnóstico remotos aterrizará posiblemente primero en economías más grandes (más cantidad de habitantes como México y Brasil). Es lo que hace la diferencia. Aquí Brasil y México tienen una ventaja, porque mueven la aguja de cualquier player global. Y, por lo tanto, van a esos países y no a los más chicos. Posiblemente la mayoría de las economías grandes de América Latina estén preparadas en términos de telesalud por la disponibilidad de recursos tecnológicos, el tamaño de las clases medias que deberían tender a elegir estas soluciones, la falta de personal médico en áreas alejadas de los grandes centros urbanos.

- ¿Cuáles son los principales costos de la telemedicina? 

En general, el uso de tecnología reduce costos, no los aumenta. La mayor incidencia en esa nueva estructura de costos sería el personal médico que debería estar bien capacitado tanto en su especialidad como en telemedicina. Aquí, nuevamente, debería evitarse que el paciente haga primeras consultas por medios virtuales (es decir, con médicos que no lo conocen). Hay países que solo permiten la consulta remota si el paciente ha visitado al menos algunas veces al médico con el que luego se comunica virtualmente.

Protocolizar la telemedicina, combinar los datos con sistemas de monitoreo remoto y brindar posibilidad de segundas opiniones es absolutamente necesario para el buen funcionamiento del sistema y el tratamiento del paciente con estándares de calidad adecuados. Esto puede subir los costos al inicio (honorarios de personal médico, sistemas que agreguen datos tomados de distintas fuentes, dispositivos médicos, historia clínica centralizada, segundas opiniones) pero definitivamente debería evitar que las condiciones de salud progresen o se agraven y debería bajar mayores costos como costos de internación, etc.

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