Una guía para afrontar y prevenir "El Cangrejo"

Viernes, 29/01/2016

El médico, catedrático y periodista colombiano Santiago Rojas resume su experiencia con la enfermedad en un libro que enseña cómo encararlo desde una perspectiva de integración entre cuerpo, mente y espíritu.

El Espectador. No es oncólogo ni formula tratamientos médicos contra el cáncer pero lleva tres décadas acompañando todos los días a pacientes de esta enfermedad. Los apoya durante sus procedimientos terapéuticos, los visita en sus hogares y celebra o sufre con ellos la experiencia con “El cangrejo”, como él lo denomina. Es el reconocido médico Santiago Rojas, quien decidió resumir esta larga experiencia en un libro que va más allá de entender el cáncer y lo aborda desde la perspectiva de cómo afrontarlo y prevenirlo.

Lo conoce en detalle. No solo porque sus pacientes le han enseñado secretos sobre su desarrollo sino también porque lo padeció. Era apenas un niño de nueve años cuando le detectaron un tumor en una de sus piernas del tamaño de una bola de ping pong. Aunque lo superó con los complejos procesos para enfrentar esta enfermedad, desde entonces lo hizo parte de su vida. Hoy, en medio de sus facetas como homeópata, conferencista, catedrático o periodista, le dedica todo el tiempo que sea necesario.

Nacido en Armero (Tolima) a mediados de los años 60, en el hogar de un agricultor consumado y una maestra de colegio, Santiago Rojas fue el hijo menor de una familia de cuatro hermanos que vivieron con un ejemplo permanente de tolerancia y la libertad de conciencia. Por eso, desde su infancia tuvo su mente abierta hacia la comprensión de diversas formas de espiritualidad y creció creyendo en la magia, en el poder de la naturaleza o en la visión de que la vida es mucho más que acumular, tener fama o competir.

A principios de los años 80, mientras sus hermanos optaron por la biología, el periodismo o la veterinaria, él escogió la medicina. El día que una avalancha arrasó con su pueblo natal, se estaba preparando para realizar el internado en este municipio. Al día siguiente viajó a la ciudad blanca y encaró la tragedia de su gente luchando hasta el cansancio por darle auxilio. Este doloroso episodio de noviembre de 1985 también marcó su vida. Nunca ha dejado de volver, así sea para recordar el entrañable escenario de su niñez.

Aunque su familia estuvo entre pocas que no terminó desintegrada a raíz de la tragedia, y sus padres sobrevivieron porque casualmente estaban en Bogotá, el estigma de Armero le enseñó interminables lecciones. Entre ellas, la germinación de unas flores de color violeta que aparecieron en una tierra que parecía destinada a ser infértil. Años después, conociendo los sitios donde existieron los campos de concentración en Alemania, volvió a verlas. Entonces supo que se utilizan para aliviar quemaduras y cicatrizar heridas.

Las flores siempre fueron su fascinación. Tanto que terminó por estudiar sus virtudes curativas. En Francia y Argentina terminó por fortalecer su comprensión sobre las esencias florales, y para 1990 fue el tema de su primer libro. “Esencias florales, un camino” fue el punto de partida de su dedicación a esta terapéutica. En la actualidad, en la entrada de su consultorio se lee una inscripción, “Siu Tiutava”, que en lenguaje muisca significa “Lluvia de flores silvestres”. Un acto de gratitud a sus maestras silvestres.

Con el paso del tiempo, su visión holística de la medicina lo llevó por nuevos caminos, y fue así como terminó acogiendo el saber de la homeopatía o aceptando entre sus códigos personales otras lecciones de vida alternas a la instrucción tradicional o la ciencia. En esa ruta encontró también la forma de compartir su conocimiento y multiplicarlo. A través del periodismo en el que se fue volviendo referente para asumir la comprensión de temas complejos como el duelo, el estrés, la toxicidad o la muerte.

En la actualidad, de lunes a viernes, entre las 11 y 12 de la noche, en su programa de Caracol Radio “Sanamente”, de alguna manera recoge esa mirada abierta hacia la búsqueda de curación a través de diversos métodos, muchos de ellos nada convencionales. Los mismos temas que afronta por igual en su condición de catedrático de los diplomados de medicina alternativa en las universidades Rosario y Nacional de Bogotá, o en sus clases en el pregrado de medicina de la Universidad Militar.

Con largas jornadas de trabajo en el periodismo, la medicina o la cátedra, bien compensadas por su vida familiar junto a su esposa, dos hijos y tres perros, Santiago Rojas es un personaje conocido en el ámbito nacional. Pero lo que muchos no sabían, salvo los centenares de pacientes que ha acompañado durante 30 años, era su vasto conocimiento sobre el cáncer. No sobre la anarquía celular que lo caracteriza o la forma como se desarrolla y destruye, sino sobre el entorno que lo convirtió en un mal aterrador.

Él refiere que no escribió un libro de cátedra o de medicina sino un texto para ayudar a prevenirlo, entenderlo y afrontarlo. Un estudio sobre aquellos alimentos que aportan grandes beneficios al desafío de evitarlo o aquellos que definitivamente constituyen factores de riesgo. Una aproximación a los agites de la vida diaria para asimilar de qué manera la actividad física y mental, así como el manejo del estrés, son determinantes para distanciar una enfermedad cuyo diagnóstico precoz la hace vencible.

Después de explicar los principales tipos de cáncer y cómo prevenirlos, el trabajo se concentra en la manera de encararlo cuando ya es inevitable. Las creencias erradas que complican la situación, el manejo del dolor o el miedo a la muerte, la forma de socializar la dura noticia o el incómodo escenario de los efectos secundarios de los distintos tratamientos, con recomendaciones claves para sobrellevar la carga anímica de la quimioterapia o la radioterapia que desestabilizan.

Las terapias alternativas, las curas mágicas, los cambios en la apariencia física, las recaídas, las relaciones de pareja, el sexo, y hasta el manejo de las mascotas, hacen parte del estudio a fondo que Santiago Rojas hizo sobre lo que provoca el cáncer en los seres humanos, más allá de la enfermedad misma. La forma cómo desde la espiritualidad, los amigos, la pareja o los hijos es posible enfrentarlo y desentrañar sus lecciones íntimas. Una visión distinta para tomar parte activa en la curación de “El Cangrejo”.

En pocas palabras una guía práctica para enfrentar al cáncer, no como el avestruz que esconde la cabeza ante el peligro sino para entender cómo desterrarlo o la muerte. Son 268 páginas pensadas como un texto de consulta. Un legado de consejos efectivos y prácticos, producto de la larga convivencia de Santiago Rojas con pacientes a los que ha acompañado en su trasegar por la enfermedad, muchos de ellos hasta el momento en que su despedida fue de paz, de gratitud, de bendición después del milagro de la vida.

Ya había escrito “El manejo del duelo”, “La estrategia del ave fénix” o “Desintoxícate”, entre otros libros. Ahora comparte lo aprendido con los que califica como “los maestros más poderosos que la vida me ha regalado”: los pacientes de cáncer. Una enfermedad que engloba cerca de 200 males que se comportan de manera distinta y por eso, además de las terapias y tratamientos convencionales, requiere de múltiples herramientas para convertirlo en el inicio de una vida mejor y de mayores compromisos.

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