Violencia en Juárez afectó a la salud mental de los niños mexicanos
Estudio de la Universidad de Ciencias de la Salud de Texas manifiesta que los menores de edad de la ciudad fueron afectados negativamente con la exposición a asesinatos, secuestros y otros hechos del crimen organizado.
Depresión, agresividad, ansiedad y el síndrome de hiperactividad y déficit de atención son algunos de los problemas que manifestaron los niños que vivían en Ciudad Juárez, México, en 2010, año en que la violencia en la alguna vez llamada la 'capital del asesinato en el mundo' alcanzó su punto culmine.
Así lo reporta un estudio de Texas Tech University Health Sciences Center El Paso (TTUHSC El Paso), que sugiere que la salud mental de niños fue afectada de forma negativa debido a la exposición a asesinatos masivos y actos de terror, incluyendo secuestros, explosiones y decapitaciones, relacionadas con la violencia atribuida al crimen organizado en la ciudad.
Para el estudio, la investigadora en pediatría en TTUHSC El Paso, Marie Leiner, Ph.D., recolectó datos acerca de la salud mental de jóvenes viviendo en las frontera de los Estado Unidos y México. Obtenidos los datos, comparó la salud mental de niños viviendo en El Paso, Texas con niños viviendo en la ciudad vecina de Ciudad Juárez. La idea fue el comparar una ciudad relativamente segura con una expuesta a la violencia extrema. En 2010, mas de 3.000 personas fueron asesinadas en Ciudad Juárez, mientras que El Paso documentó solo cinco homicidios de acuerdo a la oficina del fiscal general del estado de Chihuahua y el Departamento de Policía en El Paso.
Los datos recolectados incluyeron alrededor de 600 cuestionarios acerca de problemas de comportamiento y psicosociales que fueron llenados por los padres en las dos ciudades en 2010. El cuestionario "Child Behavioral Checklist" es reconocido por su uso al identificar la frecuencia de problemas conductuales y psicosociales en niños. El comportamiento reportado por los padres incluyo a niños de 18 meses a cinco años de edad pertenecientes a nivel socio económico bajo.
Después de analizar los datos recolectados en los dos grupos, Leiner encontró que la prevalencia de problemas como depresión, agresión, ansiedad y el síndrome de hiperactividad y déficit de atención fue tres veces mayor en los niños viviendo en Ciudad Juárez. Los niños en el grupo de México alcanzaron puntuaciones significativamente más altas incluso cuando se les compara con niños que tenían lesiones cerebrales, deficiencias auditivas y/o con padres adictos a la cocaína, alcohol y otras drogas.
"No estoy diciendo que los niños en El Paso no fueron afectados por la violencia, pero ellos no tenían esta exposición directa a la violencia en todas partes incluyendo su vecindario; ellos no asistieron a los funerales de su familia, y no fueron a la escuela a aprender que las familias de sus amigos habían sido asesinadas", manifiesta Leiner.
La investigadora admite que a los niños y sus familias no se les preguntó directamente sobre sus experiencias personales acerca de la violencia atribuida al crimen organizado y que el estudio asume que los que vivían en Juárez fueron indirectamente expuestos a este tipo de violencia. Dice, sin embargo, que la magnitud de violencia en la ciudad hacia inevitable su efecto. Adicionalmente, la mera exposición a las noticias podría ser traumático y con crudeza porque los medios de comunicación Mexicano no censuran las imágenes de actos extremos de violencia como es el caso de las mutilaciones.
El estudio fue publicado en la revista científica Salud Mental y su autora recomienda que se considere que los niños en Ciudad Juárez que fueron expuestos a este tipo de trauma necesitan tratamiento para disminuir los problemas de salud mental. Agrega que los problemas de comportamiento, como es el caso de la agresión, pueden convertirse en un problema clínico cuando los niños crecen.
"La exposición a la violencia nos hace agresivos", sostiene Leiner. "Y si se desea reducir la agresión, se necesita intervenir en una edad temprana", concluye.
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