Alerta por zika llega a Australia y Papúa Nueva Guinea

Lunes, 01/02/2016

El primer ministro de Papúa Nueva Guinea, Peter O'Neill, manifestó que "esta amenaza debe tomarse muy en serio". La enfermedad ya tuvo brotes en la Polinesia hace dos años.

Xinhua. Australia y los países insulares del Pacífico se encuentran en alerta máxima contra el virus Zika, transmitido por mosquitos y que ha sido vinculado a graves defectos de nacimiento en humanos.

"Hay mucho que todavía se desconoce sobre el virus Zika, pero los informes y las sospechas sobre su vinculación con malformaciones de nacimiento y problemas neurológicos suponen que esta amenaza debe tomarse muy en serio", dijo en un comunicado Peter O'Neill, primer ministro de Papúa Nueva Guinea.

Por su parte, las autoridades australianas han implementado medidas para ayudar a detener la expansión del virus a través del Estrecho de Torres con la puesta en marcha de monitorización en el extremo norte de la nación.

"Monitorizaremos de cerca a través del Estrecho de Torres. Lo hemos hecho ya con varias enfermedades infecciosas", dijo a la prensa hoy lunes Cameron Dick, ministro de Salud del estado de Queensland, Australia.

Dick dijo que el virus no supone un riesgo de salud significativo para Queensland "en este momento ... pero vamos a continuar monitoreándolo".

Los mosquitos que transmiten el zika son endémicos de ambientes tropicales y subtropicales, pero actualmente no se han registrado casos de zika en Australia.

Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha convocado una reunión de emergencia en Ginebra hoy para determinar la respuesta a la expansión del virus, los fabricantes de vacunas han dicho que se necesitarían meses, si no años, para conseguir una vacuna de uso público a nivel mundial contra este virus.

Los actuales esfuerzos para combatir el zika están enfocados en proteger a la gente de las picaduras de los mosquitos, y la erradicación de estos, lo que supone una dura tarea para muchas partes de las empobrecidas islas del Pacífico, que han estado acumulando agua contra las sequías provocadas por El Niño, y sin darse cuenta proporcionando así un caldo de cultivo para el insecto que transmite esta enfermedad.

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