Big data: información y análisis en el futuro de la industria de la vida

Lunes, 14/12/2015

Economista del MIT y directivo de la Universidad de Texas, Jason Abrevaya analiza los desafíos del uso de datos en el sector de salud. Tanto en Latinoamérica como en EE.UU., dice, se hace necesita la participación del sector público. 

"No estamos lo suficientemente equipados para la avalancha de datos que se nos avecina". Esa es una de las frases con las que el profesor y directivo de la Universidad de Texas, Austin, EE.UU., Jason Abrevaya, concluye su presentación en la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile. El desafío, dice, es más que tecnológico o de infraestructura: es, también, legislativo y formativo.

Economista de formación, en el Massachusetts Institute of Technology, Jason Abrevaya ha dedicado gran parte de su investigación a la economía del sector de la salud y, recientemente, al análisis de las grandes bases de datos: en base a éstas ha publicado investigaciones en torno a desigualdades de peso de los recién nacidos, los efectos del consumo de tabaco durante el embarazo o la selección de géneros en grupos étnicos.

El análisis de Big Data -un concepto cuyas definiciones difieren, pero que básicamente hace referencia a bases de información de gran escala, con muchos datos y variables- tiene mucho que aportar en la industria de la salud. Para Abrevaya, "el objetivo más importante es que los doctores y hospitales puedan usar los datos masivos para predecir cosas complejas: si yo tomo dos fármacos, cuáles son los riesgos para tener cierto tipo de cirugía. Eso parece un evento aislado, pero con información de muchas personas distintas durante muchos años, invariablemente se va a encontrar a otras personas en esa misma situación. Eso necesita Big Data".

El sentido, agrega, "es mejorar los resultados en salud, pero también está la reducción de costos. Muchas ineficiencias llegan de que los doctores no tienen la información correcta o las recomendaciones. Pueden haber opciones de menor costo que sean efectivas y puede que eso no sea obvio sin tener mucha información".

-Incluso en EE.UU., los grandes volúmenes de información no están disponibles transversalmente en salud: el sector público tiene sus datos y cada recinto o institución los suyos. ¿Es un problema? 

"Hay problemas importantes en la recolección de datos, porque hay muchas entidades involucradas en el sistema de salud. Sólo mirando el tema de seguros: en algunos países, y también en EE.UU., hay un aspecto público de los seguros de salud y ahí es más fácil acceder a los datos. Medicare es seguro público, pero no es universal. Para la mayoría de los adultos con trabajo, tenemos planes de salud que paga el empleador. Hay una multitud de planes. Cada compañía tendrá datos de prestación internos, pero sería muy difícil tener información universal, a no ser que el gobierno lo regule. Eso es una opción, pero eso también cuesta dinero y podría aumentar el costo a los consumidores, también.".

-¿Es un cambio que ha tardado más en salud que en otras industrias?

"Cuando hay un incentivo relacionado a ganancias, la gente se mueve rápidamente. Las aseguradoras tienen big data y la usan. Saben cuán probable es que una persona de 30 años desarrolle diabetes. Tienen suficiente información, no necesitan preocuparse de los datos universales. Amazon y Google tienen diferentes datos. Cuando hay ganancias, es obvio hacerlo".

-¿Cómo se acelera el cambio para el sector de la salud? 

"Desde la perspectiva de las sociedades, tiene sentido que los gobiernos se involucren, porque no lo tiene para una empresa o un grupo de ellas. Es demasiado trabajo y costoso. Para el gobierno, las mejoras en la sociedad pueden ser tan grandes si introducen estándares para la recolección de datos y regulaciones: por ejemplo, con bases de datos que todos los doctores puedan acceder".

-¿Qué obstáculos enfrenta hoy la industria para generar estas bases de datos?

"En la salud, el tema de la confidencialidad es el más importante: qué hacer con toda esta información para no revelar identidades. Creo que eso es el principal problema y que se puede resolver, por ejemplo, removiendo los indicadores geográficos para que las personas no puedan ser identificadas. En general, las disputas políticas están menos involucradas en temas de información de salud, porque el valor de está información es obvia, el impacto más allá de las políticas es visible".

-Si hoy se habla con las empresas dedicadas al análisis de grandes bases de datos, ven el futuro cercano como uno en que las personas utilizan monitores que envían información en tiempo real sobre sus estados de salud y diferentes variables. ¿Lo ve así usted?

"Creo que esa es la gran revolución en el futuro, no tanto para la investigación académica, aunque quizá ocurra. Monitorear hará las respuestas más rápidas, reducirá los costos y, también, junto con los registros médicos electrónicos, hará que se pueda tomar la información y hacer recomendaciones. Hay una combinación de muchas informaciones".

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