Harvard y U. de Antioquia trabajan en la salud posconflicto en Colombia

Lunes, 25/01/2016

Granizal es una vereda de 22 mil habitantes que está ubicada en el municipio de Bello, Antioquia.

El Espectador. Sólo se puede acceder por una carretera destapada y pantanosa que empieza en el barrio Santo Domingo Savio, ubicado en los extremos de Medellín. La vereda, que se formó fortuitamente, no tiene tierras legalizadas, el 70% de su población es desplazada y es considerado el segundo asentamiento más grande de Colombia, luego de Altos de Cazucá, en Soacha.

Por ese contexto fue elegido Granizal como el lugar perfecto donde 16 estudiantes de medicina de las universidades de Harvard (EE.UU.) y de Antioquia (Colombia) trabajaron durante tres semanas en los retos de la salud pública que más aquejan a la población.

Así, bajo la sombrilla del programa “Colombia, posconflicto y salud pública”, liderado por la organización norteamericana Open Hands, los estudiantes estuvieron en la población desde el 5 de enero hasta ayer, cuando compartieron su experiencia y el impacto que podría tener un nuevo paradigma de salud en la paz de este lugar. Sobre todo en la recuperación de una población víctima del conflicto armado colombiano.

De hecho, como aseguró Jaime Arturo Gómez, jefe del departamento de medicina preventiva y salud pública de la Universidad de Antioquia, “elegimos esta población no sólo porque la universidad ya tenía presencia desde el 2003, sino porque la población vive en condiciones de pobreza extrema, hambre, analfabetismo, déficit en salud materna y una problemática ambiental”.

Por otro lado, Jay Snyder, director de Open Hands, contó que la organización busca fortalecer los lazos entre Estados Unidos y los países en desarrollo. Ya ha trabajado en Egipto, Líbano y Myanmar (Birmania) y se ha centrado en áreas de cultura, creatividad, dispacacidad y salud. “Este proyecto con Colombia es el primero que hacemos en el tema de salud”, puntualizó Snyder.

La idea consistió en conectar médicos estadounidenses con hospitales y estudiantes locales para mejorar las prácticas y capacidades rurales a través del intercambio de experiencias.

Los cuatro grupos de estudio conformados por estudiantes de Harvard y de Antioquia presentaron sus iniciativas para buscar una mejor salud en Granizal. El primero planteó un censo en el que buscan construir indicadores que reflejen el estado actual de la población. Según comentó Juan Manuel Martínez, estudiante de la U. de Antioquia, “las personas de Granizal desconocen las características demográficas, el número de personas de distintas etnias que allí habitan, la magnitud de la victimización y las necesidades insatisfechas”.

Entonces, el censo permitirá formular una política capaz de impactar, para bien, en la salud. Por ejemplo: quiénes están afiliados a los sistemas de salud de Bello o de Medellín, cómo se podrán crear tratos diferenciales para mujeres, ancianos o grupos indígenas, quiénes necesitan una atención más eficiente, cómo lograr mejores vías de acceso.

La segunda propuesta centró sus ojos en el acceso a los servicios de salud. Esta idea ya se materializó en que se están poniendo los primeros ladrillos de una caseta comunitaria.

El tercero es la educación y la meta es lograr que ningún niño esté desescolarizado. Para lograrlo, buscan crear una unidad móvil que sensibilice a la población, una especie de fuente de información que va a ayudar a los jóvenes a que se interesen por aprender.

El último está enfocado en las mujeres y niños. En este sentido, con la comunidad, el grupo de estudio quiere incentivar las actividades deportivas para lograr lazos más sólidos entre los habitantes.

Todas estas ideas surgieron de la comunidad y los estudiantes las potencializaron. Ahora, el reto está en que Granizal “sane”, como dijo Snyder, sus heridas de guerra y en que, como dijeron los estudiantes involucrados, este piloto se replique a gran escala en otros municipios de Colombia que estuvieron azotados por la guerra.

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