Revelan que Nueva York fue el epicentro de la epidemia del VIH en EE.UU.
Así concluye un estudio que incorpora análisis históricos y genómicos y aclara el error en la identificación del hombre conocido como 'paciente cero'.
SINC. Investigadores de la Universidad de Arizona (EE.UU.) y de Cambridge (Reino Unido) han reconstruido los orígenes de la pandemia del sida gracias a una nueva técnica que permite analizar el material genético de muestras de suero de pacientes con VIH tomadas antes de que se conociera la enfermedad.
Para los científicos, este método ofrece una visión sin precedentes de los inicios de la epidemia en América del Norte. El hallazgo ayudará a entender mejor cómo se mueven los patógenos a través de las poblaciones y diseñar estrategias más eficaces para hacerles frente.
La técnica molecular desarrollada para el proyecto, cuyos resultados se publican esta semana en la revista Nature, permite recuperar el material genético de muestras de tejido de más de 40 años de edad y descifrar la secuencia genética del VIH, en concreto el subtipo VIH-1 que inició el brote en América del Norte.
Los análisis filogenéticos estiman el salto a EE.UU. en 1970 y colocan el virus ancestral en Nueva York, lo que sugiere que este fue el eje fundamental a partir del cual el VIH se abrió camino a través del continente.
El equipo de Michael Worobey, experto en la evolución del virus, y Richard McKay, académico especializado en la historia de la salud pública, trabajó para descubrir los secretos que rodean a la epidemia del sida tal como ocurrieron.
Los datos confirman los hallazgos previos que describen las rutas por las que el virus entró y se propagó a través de EE.UU., y confirman que la región del Caribe fue el escalón a partir del cual el VIH pasó a EE.UU.
“Ser capaz de mirar hacia atrás en el tiempo y reconstruir la pandemia del VIH es alentador”, apunta Worobey. "Ahora podemos ver un futuro en el que, incluso aunque el virus no se elimine por completo, podría frenarse cualquier nueva transmisión en grandes áreas del mundo".
La pandemia silenciosa
Mediante el cribado de más de 2.000 muestras de suero recogidas de hombres de EE.UU. entre 1978 y 1979 –las cuales se habían degradado por el paso del tiempo–, la técnica permitió a los investigadores recuperar ocho secuencias casi completas de ARN del genoma viral, lo que supone el genoma de VIH más antiguo en Norteamérica.
Con la información genómica completa, los investigadores observaron que, una vez que el VIH cruzó el Atlántico desde África, se extendió rápidamente a través del Caribe y, de allí, a EE.UU. Sin embargo, la epidemia pasó desapercibida hasta que llegó a Nueva York, el epicentro de la pandemia, donde apareció alrededor de 1970.
A partir de ahí, el VIH se propagó a San Francisco y, presumiblemente, a otros lugares de California, donde los pacientes de sida fueron reconocidos por primera vez en 1981. "En la Gran Manzana el virus se encontró con una población que era como yesca seca, lo que supuso una rápida epidemia que llamó la atención por primera vez”, explica Worobey.
"Esa información está grabada en el ARN del virus a partir de 1970", apunta. "Nuestro análisis muestra que los brotes en California que hicieron saltar la alarma y condujeron al descubrimiento del sida eran en realidad la secuela del brote anterior en la ciudad de Nueva York".
A partir de los datos genéticos, el equipo fue capaz de construir árboles evolutivos de las diferentes cepas de VIH y de cómo se propagaron a través de EE. UU. Los datos subrayan que a finales de los años 70 el VIH se había diversificado genéticamente casi al nivel actual.
Un ‘paciente cero’ erróneo
Los autores también analizaron el genoma completo del hombre con VIH conocido como ‘paciente cero’. Gaëtan Dugas (1953–1984), un canadiense que trabajaba como asistente de vuelo para Air Canada, fue nombrado así en el libro de Randy Shilts And the band played on, que documentaba el brote del VIH en EE.UU. Sin embargo, el análisis genómico indica que no hay pruebas biológicas ni históricas para la creencia generalizada de que él desencadenara la epidemia en Norteamérica (de hecho todo se debió a un error de comprensión: en un trabajo muy influyente se lo catalogó como "Paciente O" por "Paciente Outer California", de fuera de California, pero luego comenzó a confundirse la O –letra– con el 0 –número–).
Aunque desde hace tiempo se sospechaba que el VIH ya estaba infectando a las personas en EE. UU. antes de 1981 –año en que el sida fue reconocido–, la sincronización y los movimientos anteriores del virus en el país eran un enigma hasta ahora.
Todo esto requería técnicas moleculares que hicieran posible recuperar y restaurar el material genético de muestras ya antiguas, pero los métodos analíticos existentes no permitían tratarlas.
"La metodología estándar –como la detección de anticuerpos mediante pruebas serológicas en sangre– puede decir si una persona tenía VIH, pero no es capaz de obtener cualquiera de las secuencias de genes de VIH. Para hacerlo, se necesita el ARN del virus", indica Worobey, director del departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la institución americana.
Los ensayos de biología molecular desarrollados en este trabajo podrían conducir a pruebas más sensibles que detecten antes el virus en las personas que no son conscientes de que se infectaron recientemente. "La detección temprana y una mejor alineación de las diversas opciones preventivas son clave para acabar con el VIH", concluye.
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