Medicina del futuro. ¿diagnóstico por computador?
En el mundo hay tantos Estados como sistemas de salud: 193. Aún así, faltan brillantes ideas de cómo atender a miles de millones de pacientes con la ayuda de los últimos avances de la medicina, sobre todo en regiones remotas.
A muchos de los dos mil expertos de 100 países que asistieron a la Cumbre Mundial de la Salud, que tuvo lugar en Berlín, les fascina la perspectiva que ofrecen las redes de datos y la nube virtual como nueva arma en la lucha contra las bacterias multi-resistentes, pandemias o enfermedades raras.
Diagnóstico y tratamiento digital
A falta de médico, o en lugar de éste, las decisiones sobre diagnóstico y tratamiento podrían tomarse en el futuro con base en un banco de datos. Una vía para que la medicina de calidad sea accesible a los más pobres, como lo demostrarían proyectos piloto en Botswana y Kansas, EE.UU. Esta es, por lo menos, la propuesta de los consorcios farmacéuticos.
Pero el escepticismo y el miedo a perder totalmente la privacidad aún predominan. Para Neil Jordan, de Microsoft Salud, empero, "las soluciones que brinda la nube virtual no son un peligro sino una gran oportunidad para el sistema global de salud". Jordan cree, eso sí, que es posible diseñar un marco jurídico para regular el intercambio de historias clínicas y proteger a los pacientes.
El tema fascina: Estonia, que preside actualmente el Consejo Europeo, impulsa fuertemente la digitalización de la salud en la Unión Europa.
Pero los problemas a nivel global son grandes: empezando por la escasez aguda de medicamentos vitales y baratos. El precio de muchos medicamentos sigue siendo un gran problema para muchos países y personas.
Resistencia a antibióticos, pandemias y escasez de dinero
Además de la medicina del futuro, Alemania ha impulsado durante su presidencia del G20 la lucha contra la resistencia a los antibióticos, así como la preparación para pandemias como Ebola, SARS o el Zicka.
Siendo el excesivo uso de antibióticos la mayor causa de generación de resistencias, los países del G20 se comprometieron hasta 2018 a reducir su prescripción y uso indiscriminado sin receta, como ocurre en muchos países de América Latina y África.
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