Estudiantes negros, hispanos y pobres, los más afectados por polución en EE.UU.
Que la polución nos ha hecho susceptibles a respirar toxinas y contaminantes no es información nueva. Sin embargo, un estudio publicado en la revista Environmental Research encontró que, precisamente, son los estudiantes hispanos, negros y pobres los que más se ven afectados por este problema en Estados Unidos.
Para llegar a esta conclusión, el equipo de científicos liderado por dos investigadores de la Universidad de Utah utilizó los datos de exposición a toxinas liberados por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos y los cruzó con el censo de escuelas públicas del país, que rodea las 90.000 instituciones. Así encontró que varios estudiantes están expuestos a más de doce neurotoxinas, incluyendo compuestos que tienen mercurio y cianuro.
Puntualmente, la investigación arrojó que sólo 728 colegios cumplían el índice de seguridad de aire, mientras que en cinco de los 10 colegios con más contaminación del aire más del 20% de la población no es blanca. Las cinco áreas más afectadas son Nueva York, Chicago, Pittsburg y Nueva Jersey.
La razón, se atreven a decir los investigadores, es que los colegios más baratos de Estados Unidos suelen construirse en las pocas áreas que quedan disponibles, como cerca de grandes avenidas, en zonas industriales y rodeadas por fábricas, o sitios donde precisamente no se construyen viviendas debido a que se sabe que están contaminados.
“Las escuelas con gran cantidad de estudiantes de color se ubican habitualmente cerca de las carreteras principales y otras fuentes de contaminación, y muchas también lidian con otros peligros, como el agua potable con plomo y las toxinas enterradas debajo de los edificios escolares”, señala el estudio.
De hecho, los datos encontrados indican que, a pesar de que los niños negros sólo representan el 16% de los estudiantes de las escuelas públicas, más de un cuarto de ellos van a colegios donde la polución es grave. Por su parte, sólo el 28% de los niños blancos, que son el 52% de la población de estudiantes del sistema público, asisten a colegios donde la contaminación no cumple los criterios de salud.
El problema, además de estar relacionado con enfermedades respiratorias, podría ir más allá, pues la ciencia empieza a encontrar evidencia de que ciertas toxinas pueden afectar el desarrollo emocional, aumentar el riesgo de sufrir autismo o estar relacionadas con las enfermedades mentales. Lo que, en otras palabras, pone en desventaja aún mayor a poblaciones que ya son vulnerables en Estados Unidos.
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