Daniela y los protocolos de trasplante

Martes, 12/12/2017
Por Dr. Manuel José Irarrázaval, Director del Instituto de Políticas Públicas en Salud U. San Sebastián (IPSUSS) de Chile.
Manuel José Irarrázaval

El trágico desenlace que tuvo el caso de Daniela Vargas -la menor del Servicio Nacional de Menores (Sename) de Chile que falleció esperando un trasplante- levantó una señal de alerta sobre cómo funciona el sistema nacional de procuramiento de órganos y asignación en las listas de espera;  situación que actualmente investiga la justicia.

Desde el punto de vista netamente médico, vale hacer algunas clarificaciones.

El trasplante cardíaco, particularmente en niños, no puede entenderse solamente como el acto técnico de extraer un corazón dañado e implantar uno sano: requiere una cuidadosa preparación pre-operatoria, que optimice las condiciones cardiovasculares del receptor, de modo de disminuir el riesgo del procedimiento. En el postoperatorio, está el manejo de las eventuales complicaciones como cualquiera otra intervención quirúrgica.

Asimismo, debe haber un meticuloso manejo de las drogas inmunosupresoras para evitar el rechazo del implante, lo que implica biopsias cardiacas, exámenes de sangre y otros para ofrecer un nivel eficiente de inmunosupresión y una constante atención a infecciones agregadas, habitualmente vinculadas a la inhibición de los mecanismos de defensa del cuerpo, además del manejo de complejas interacciones de medicamentos cardiovasculares que habitualmente se requieren de por vida, dado que persiste una situación cardiovascular anormal.

En este caso específico, el equipo de trasplante de la UC -en carta a la supervisora técnica de la Dirección Regional del Sename en Marzo del 2015- señaló que en la paciente (Daniela Vargas) no está indicado el trasplante dadas sus condiciones de precariedad familiar, social y personal. Y agregaron que “si las condiciones cambian y existe un compromiso claro de parte del Sename en cuanto a garantizar los requisitos, esta indicación podría ser revisada”.

Las condiciones requeridas por el equipo médico eran:

a) Una persona a su cargo permanentemente de ella y su vivienda. Esto, porque Daniela, además de su condición cardiaca sufría de limitaciones cognitivas y falla motora izquierda, lo que le impedían el autocuidado.

b) Un hospital pediátrico cercano que funcione como centro de referencia, ya que estos pacientes requieren frecuentes rehospitalizaciones para biopsias, readecuación de tratamientos cardiacos, manejo de infecciones, entre otros procedimientos.

c) El compromiso del Sename de cuidar de ella de por vida, dado que sus condiciones desfavorables no cardiacas, persistirían.

d) Se hace notar la urgencia de resolver esta situación, dada la limitada capacidad cardiaca de la paciente.

Tras esta propuesta del equipo de trasplante de la UC, no se recibió respuesta del Sename. 

Es importante recordar que estos son los criterios derivados de la aplicación individualizada de protocolos internacionales, los que se desarrollan por la experiencia de buenas prácticas médicas, desarrolladas a lo largo de cinco décadas de difícil y doloroso aprendizaje y que además están completamente ajenas a los principios del mercado y sólo orientadas al bien del paciente, intentando minimizar el sufrimiento, proteger y prolongar  su nueva vida. 

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