Nuestro sistema inmune, un gran aliado vs el cáncer

Lunes, 25/09/2017
Por Maribel Ramírez Coronel, Periodista en temas de economía y salud para El Economista.
Maribel R. Coronel

Gracias a los avances en la ciencia en los últimos años, el propio sistema inmune de los seres humanos se ha convertido en aliado importante dentro de la lucha contra el cáncer. Los científicos han empezado a descubrir cómo aprovechar nuestra propia farmacia o laboratorio interno para autocurarnos. Algo que nos remite a la autocuración de la que hablaban nuestros ancestros. Hablamos de la terapia inmunológica que aprovecha el sistema inmune para detener a las caóticas células cancerígenas, mecanismo que genera cada día más buenas noticias para atacar diferentes tipos de tumores.

En particular hay una molécula que es un caso de éxito rotundo, pues está resultando con un creciente número de indicaciones contra el cáncer y la cual, como va, permite vislumbrar la posibilidad de ir haciendo a un lado la quimioterapia cuyos efectos secundarios son mucho más agresivos para los pacientes con cáncer.

Se trata de Pembrolizumab, una inmunoterapia desarrollada por la farmacéutica estadunidense Merck (llamada MSD en México y América Latina) que está teniendo un lugar preponderante dentro de la competencia en materia de innovación contra el cáncer; ello, gracias al avance de la tecnología génica y la manipulación genética.

Keytruda —nombre de la marca del tratamiento inmunoncológico de MSD— forma parte de los medicamentos conocidos como anti-PD-1. Es un anticuerpo monoclonal que desde un principio se empezó a estudiar para infinidad de indicaciones al mismo tiempo. La perspectiva era tan esperanzadora que los directivos de Merck decidieron desde un inicio echar toda la carne al asador por esta nueva terapia. Fue una estrategia adecuada, pues en pocos años está derivando en resultados rápidos y contundentes.

Primero, en el 2015 la molécula fue aprobada por FDA para atacar melanoma (un tipo de cáncer de piel) combinada con otros medicamentos logrando óptimos resultados entre los pacientes que lo tomaron. Para México fue aprobada por el regulador Cofepris a mediados del 2016. Conforme se han ido viendo los resultados y avanzando estudios para otros tipos de cáncer, en cuestión de meses se extendieron indicaciones para cáncer de linfoma Hodgkin clásico —una devastadora enfermedad que por lo general ataca a jóvenes—, para cáncer de cabeza y cuello —que en el mundo ataca a 500,000 personas cada año— y recientemente para cáncer de pulmón.

Hace unas semanas, las autoridades sanitarias del mundo encabezadas por el regulador estadunidense FDA han ido agregando la indicación como terapia de primera línea para tratamiento de cáncer de pulmón de células no pequeñas (NSCLC, por sus siglas en inglés). El cáncer de pulmón ha sido el cáncer más común en el mundo durante varias décadas y se estima que es responsable de casi una de cada cinco muertes (1,59 millones, 19,4% del total por esta enfermedad). Para México, esa aprobación constituye una noticia importante, nos hace ver el doctor Juan Alberto Marques, director de asuntos médicos de MSD, porque el cáncer de pulmón de células no pequeñas representa 76% de todos los cánceres de pulmón en México. No sería de extrañar que en poco tiempo estén aprobándolo para cáncer de vejiga, de riñón, de hígado y otros cánceres sin grandes opciones.

No hay duda de que MSD ha sido acertado en explorar el potencial de la inmunoncología. Su brazo inmunoncológico es de los de más rápido crecimiento en la industria farmacéutica mundial. Su programa de investigación incluye más de 400 ensayos clínicos que evalúan el modelo anti-PD-1 de la terapia a través de más de 30 tipos de tumores. Su crecimiento va también en sentido inorgánico, pues ha ido fortaleciendo su portafolio de inmunoncología mediante compras estratégicas y estudios prometedores con otros candidatos potenciales para tratar cánceres avanzados.

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