Un lío de doctores

Lunes, 25/12/2017
Por Jaime Iturri Salmón, para La Razón.
Jaime Iturri Salmón / La Razón

Fue Michel Foucault el que descubrió las complejas estructuras de poder que devienen de la relación entre los médicos y los pacientes. No hay nadie más frágil que un ser humano desnudo frente a alguien que sabe lo que éste ignora. Y eso se potencia cuando el profesional empieza a hablar en el lenguaje médico, que es una mezcla entre griego antiguo y otras lenguas. El pobre y adolorido sujeto a los exámenes siempre, o casi siempre, cree que la expresión adusta del galeno es porque no sabe cómo darle una mala noticia. Felizmente en muchos casos no se trata de eso y hasta hay bondadosos doctores que se bajan de la nube de creerse dioses para hablarnos en el lenguaje de los comunes para que podamos saber qué padecemos.

Por supuesto hay extraordinarios seres humanos entre los galenos, entre las enfermeras y entre el personal paramédico. Lo he comprobado muchas veces. Incluso hay los que se conduelen del dolor de los pacientes y de su familia, que se amanecen por ellos y cumplen con su juramento de aliviar el dolor y salvar vidas. Lastimosamente, como en toda profesión, no lo son todos.

También están los que lucran con la enfermedad y que prefieren la ley del poco esfuerzo. Incluso los hay que estudiando gratis en la universidad pública (o sea, solventados por los impuestos de los bolivianos) luego se van del país. Pero cada quién debe elegir qué hacer con su vida. Aquí hay de todo en la viña del Señor y generalizar es absurdo, como también lo es el hecho de creer que el artículo 205 del nuevo Código Penal tiene algo que ver con la salud en general.

No, el mencionado artículo solo pone límites legales a la negligencia médica. No ataca a todos debido a que la gran mayoría son profesionales responsables. Pero protege el derecho del paciente o de los familiares de pedir una investigación y que sea un grupo de médicos los que juzguen si de verdad se cometieron errores atribuibles a la negligencia. Si los propios colegas del galeno dicen que no, pues no pasó nada; pero si se lo encuentra culpable, debe reparar los daños. Esto ocurre en muchas otras profesiones. Sin ir más lejos en la mía, donde hay una Ley de Imprenta que permite que quien se sienta mellado por una información y o comentario pueda presentar su caso ante un tribunal de imprenta o ante la justicia ordinaria.

La victimización de los profesionales de la salud solo muestra que su dirigencia intenta politizar el problema. Máxime cuando hasta el momento los médicos no han presentado una sola propuesta para mejorar la salud en Bolivia. En vez de estar apedreando policías, bien sería que ofrezcan respuestas a una necesidad nacional.

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