Prueban la estimulación cerebral profunda como posible terapia para la anorexia

Viernes, 24/02/2017

Este grave trastorno alimenticio afecta a alrededor del 0,5% de las personas en todo el mundo, la mayoría de ellas adolescentes.

Reuters Health. Un pequeño estudio en 16 personas con anorexia severa ha encontrado que la implantación de electrodos de estimulación en el cerebro de los pacientes podría aliviar su ansiedad y ayudarles a ganar peso.

Los investigadores encontraron que en los casos extremos del trastorno alimentario, la técnica -conocida como estimulación cerebral profunda (DBS por sus siglas en inglés)- rápidamente ayudó a muchos de los estudiados a reducir los síntomas de ansiedad o depresión y mejorar su calidad de vida.

Algunos meses más tarde, los síntomas psicológicos mejorados comenzaron a conducir a cambios en el peso, dijeron los investigadores, con el índice de masa corporal promedio (IMC) del grupo aumentando a 17,3 -un aumento de 3,5 puntos- a lo largo del estudio.

La anorexia es un grave trastorno alimenticio que afecta a alrededor del 0,5% de las personas en todo el mundo, la mayoría de ellas adolescentes. Los pacientes tienen preocupaciones persistentes sobre su peso, forma y tamaño, y pasan hambre ellos mismos para mantener un peso bajo.

La anorexia crónica puede ser fatal y, en muchos casos, causa graves problemas de salud, como huesos y músculos débiles, problemas sexuales, infertilidad, problemas cardíacos y convulsiones.

Los científicos que dirigieron este estudio, publicado en la revista The Lancet Psychiatry, señalaron que sus resultados sugieren que la estimulación cerebral profunda -que implica la implantación de electrodos para estimular las áreas cerebrales que controlan los comportamientos disfuncionales- podría alterar los circuitos cerebrales que impulsan la anorexia.

DBS ya se utiliza para dirigir los circuitos cerebrales involucrados en la enfermedad de Parkinson y los temblores, y ha demostrado ser muy eficaz en la reducción de los síntomas.

En este ensayo, se seleccionaron 16 mujeres de edades comprendidas entre los 21 y los 57 años que habían tenido anorexia por un promedio de 18 años y tenían un bajo peso corporal, con un índice de masa corporal promedio de 13,8. Fueron elegidas porque todos los otros tratamientos no habían funcionado y sus vidas estaban en riesgo de desorden. Un rango saludable para el IMC es de 18,5 a 24,9.

Comparando los escáneres cerebrales de antes y después del tratamiento, los investigadores encontraron que había cambios en las regiones relacionadas con la anorexia, lo que sugiere que el DBS fue capaz de afectar directamente a los circuitos cerebrales relacionados. Esto incluyó menos actividad en el putamen, tálamo, cerebelo entre otras áreas, expresaron los científicos, y más actividad en las áreas corticales periféricas, que también están vinculadas a la percepción social y el comportamiento.

Andrés Lozano, profesor de la Universidad de Toronto en Canadá, quien dirigió el estudio, indicó que aunque los resultados mostraron alguna promesa temprana, se necesitaría más investigación.

"La anorexia sigue siendo el trastorno psiquiátrico con la tasa de mortalidad más alta, y hay una necesidad urgente de desarrollar tratamientos seguros, efectivos y basados en pruebas que estén informados por una creciente comprensión de los circuitos cerebrales", dijo.

Comentarios