¿Se aprovecha la tecnología en diabetes?

Lunes, 23/01/2017

Aunque los laboratorios y grandes desarrolladores han aumentado la inversión en productos, dispositivos y apps que faciliten el manejo de la enfermedad, los costos y la falta de información oportuna a médicos y diabéticos han impedido que su uso se masifique.

El Espectador. La tecnología es seductora. ¿A quién no le gusta tener el último televisor, smartphone, juguete o carro del mercado? Sin embargo, llama la atención que cuando se trata de la salud, específicamente de una enfermedad como la diabetes, que afecta a cerca de 30 millones de personas tan sólo en el continente americano, los pacientes prefieran métodos tradicionales.

Así lo demuestran cifras reveladas por el portal statnews.com, según las cuales sólo uno de cada tres pacientes con diabetes tipo 1 usa las bombas de insulina que desde hace décadas llegaron para reemplazar las inyecciones, y uno de cada siete recurre a los monitores que en 1999 salieron para monitorear la glucosa.

A pesar de esta realidad, la industria farmacéutica y los gigantes de la tecnología no han desistido en sus esfuerzos. Por el contrario, cada vez invierten más tiempo y presupuesto en el desarrollo de dispositivos, aplicaciones, productos y softwares que contribuyan al tratamiento y manejo de la diabetes.

 Sólo por mencionar algunos ejemplos, existen medias para diabéticos que alertan cuando hay alguna herida en los pies, el primer páncreas artificial ya fue aprobado por la FDA, próximamente Abbott lanzará un parche para el brazo que lee los niveles de glucosa cada 15 minutos y a final de año estará funcionando una aplicación que predice cómo lo que se come a la hora del almuerzo puede afectar los niveles de azúcar en la sangre.

En Colombia, la Universidad Nacional está trabajando en una aplicación llamada Nutriassist. “El propósito es que los pacientes de diabetes tipo 2, que en su mayoría superan los 40 años, puedan tener en su celular el control de la alimentación diaria, diseñar un menú de lo que quieren desayunar, almorzar, cenar y comer de onces y conocer la cantidad de carbohidratos que contiene”, explica Doris Amanda Ramírez, docente de la Facultad de Medicina.

Y cuenta que antes de su lanzamiento, a mediados de este año, darán algunas capacitaciones para enseñarles a los pacientes a usar la aplicación de manera eficaz. Precisamente, este es uno de los factores que explicaría por qué no se están adoptando las innovaciones que buscan facilitar el manejo de la enfermedad con la rapidez que se espera.

Otra razón tiene que ver con los altos costos que significa adquirir muchos de esos desarrollos tecnológicos que no suelen estar incluidos en los sistemas de salud y, finalmente, pesaría el hecho de que los pacientes están ya abrumados por todas las implicaciones que tiene su enfermedad en cuanto a la alimentación y cuidados, y, por ejemplo, tener que mantener los datos actualizados de una aplicación requiere un esfuerzo adicional al que no están dispuestos.

Explicaciones a las que Dilcia Luján Torres, internista endocrinóloga de la Asociación Colombiana de Diabetes, agrega las falencias en la información con la que cuentan los médicos. “No todos saben cómo funcionan las insulinas de última generación y no se las ofrecen a los pacientes. Eso hace que se restrinja la difusión de la insulina que a pesar de estar en el POS debe ser formulada por el especialista”.

Sin embargo, afirma que Colombia es uno de los países de Latinoamérica que tiene más bombas de insulina. “Esto podría deberse a que se trata de una herramienta utilizada principalmente por niños y jóvenes. Lo cierto, concluye, es que “las innovaciones van a seguir llegando y para seguirles el ritmo y sacarles provecho es clave que médicos y enfermeras se mantengan actualizados y reciban una capacitación para su uso adecuado”.

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