Colombia debe mejorar programas y políticas para el control de cáncer, según The Economist
En el más reciente estudio realizado por The Economist Intelligence United (la unidad de negocios independiente dentro del grupo The Economist) sobre control de cáncer y desigualdad en América Latina, a Colombia no le fue tan bien. Entre 12 países, ocupó el puesto número seis en cuanto a reglamentación y programas de la enfermedad. Uruguay quedó de primero y Bolivia de último.
De acuerdo con la investigación, hecha en Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Chile, Perú, Colombia, Ecuador, Panamá, Costa Rica y México, en general todos deben esforzarse por mejorar sus políticas de control de cáncer, que en el país es la segunda causa de muerte.
Martin Koehring, editor jefe a cargo de Salud Global y Liderazgo de Reflexión en The Economist, aseguró que “la tabla de puntuación muestra que varios países de la región han implementado o reforzado sus planes nacionales de control del cáncer. Sin embargo, a menudo tales planes no son lo suficientemente abarcativos y tienen financiación insuficiente”.
Los autores del estudio evaluaron las políticas y programas diseñados para reducir la inequidad en la atención del cáncer en la región con las siguientes categorías: planeación, monitoreo y registro, disponibilidad de medicamentos, prevención y detección temprana, disponibilidad de radioterapia y finanzas.
Al final, los resultados arrojaron que en cuanto a reglamentación, prevención y acceso a medicamentos oncológicos, Uruguay, Costa Rica y Chile funcionan como países desarrollados, mientras que Paraguay y Bolivia muestran mayor dificultad en la ejecución de programas para la lucha contra el cáncer.
Colombia por su parte, superada por México y Brasil, dijo The Economist, tiene uno de los desempeños más bajos en cuanto a la disponibilidad de radioterapia, un problema de infraestructura complejo por la falta de equipos en entidades de salud públicas que realicen este procedimiento especializado.
La unidad de negocios en su informe también le llamó la atención al país en cuanto a registros y monitoreo de la enfermedad (ya que los que hay no son suficientes; cubren el 12% de la población), sobre programas como la vacunación contra el VPH para prevenir cáncer de cuello uterino y el seguimiento de la leucemia pediátrica aguda.
Así mismo enfatizaron en que Colombia carece de políticas “claras” para desalentar el consumo de tabaco y azúcar, así como la inequidad en la atención entre los distintos regímenes. “Lo que vemos es que muchas veces los pacientes tienen que ir a la justicia para tener acceso a los medicamento y esa para Colombia es una de las áreas con más debilidad”, explicó Irene Mia, lider de la investigación.
Mia y su equipo concluyeron que en el país el gasto público en salud es del 5,4% del PIB, por debajo de la inversión de países más desarrollados (7,4%), lo que significa que el presupuesto nacional “no se adapta a la realidad epidemiológica a pesar de que el 98% de los colombianos tienen cobertura de salud.
En lo que Colombia sí sobresallió fue en “planificación” con un puntaje de 4 en un conteo del 1 al 5, gracias al Observatorio Nacional del Cáncer que tiene el país y que hará el registro de datos hasta 2021. También por la Cuenta de Alto Costo (CAC) del Ministerio de Salud, responsable de recolectar y auditar la información sobre cáncer.
“Los recursos limitados que se dedican al control del cáncer no son el único problema en América Latina. Nuestro estudio muestra que el principal problema es la distribución ineficiente de los mismos. Los responsables políticos tienen que tomar en cuenta estas inequidades para asegurar el progreso permanente del control del cáncer”, concluye Koehring.
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