Desigualdades sanitarias en Europa no crecieron tras crisis financiera de 2008
En los últimos años, reducir desigualdades sanitarias que dependen del nivel socioeconómico de la población es un reto para los responsables políticos de muchos países europeos. Un equipo internacional de investigadores ha analizado la evolución de estos desequilibrios en Europa antes y después de la crisis financiera de 2008.
El estudio, publicado en PNAS, revela que, al contrario que en Estados Unidos, en Europa la disminución del ingreso nacional y el aumento del desempleo han tenido poca repercusión en las desigualdades sanitarias, independientemente del nivel educativo de su población.
La crisis financiera de 2008
La crisis de 2008 condujo a una recesión económica con aumento del desempleo y la austeridad fiscal en la mayoría de los países europeos, especialmente en los que tuvieron que ser rescatados por la comunidad internacional, como Grecia, Chipre e Irlanda.
Las recesiones anteriores han tenido efectos limitados sobre la salud de la población, con aumentos en muertes por suicidio y relacionadas con el consumo de alcohol, así como disminuciones en las ocasionadas por accidentes de tráfico.
Los datos disponibles desde la crisis de 2008 revelan que, mientras que la mortalidad ha seguido disminuyendo, las tasas de suicidio han aumentado, al igual que otros problemas de salud en algunos de los países más afectados. Es importante evaluar si esta recesión tuvo efectos negativos en la población en función del grupo socioeconómico y si sus consecuencias recayeron o no sobre los más desfavorecidos.
Este es el caso de EE.UU., donde el aumento de la mortalidad y la morbilidad –cantidad de personas que enferman en un lugar determinado–, así como el autodiagnóstico entre la población con menor nivel educativo se traduce en un incremento de las desigualdades en salud desde el año 2000.
“En EE.UU., las desigualdades con respecto a la mortalidad entre la población con menor y mayor nivel educativo han aumentado rápidamente”, explica a Sinc Johan P. Mackenbach, profesor de Salud Pública en la Erasmus University Medical Center y autor del estudio.
¿Sucede lo mismo en Europa?
El equipo de investigadores liderado por Mackenbach ha evaluado la tendencia que ha seguido durante los últimos años la desigualdad sanitaria de los países europeos. Para ello, han utilizado los datos de mortalidad de 17 países durante los años 1980 y 2014 junto a información sobre morbilidad de 350.000 encuestados, procedentes de 27 países desde 2002 hasta 2014.
Según el análisis, la mortalidad en Europa occidental tanto en personas con alta como con baja educación ha disminuido de forma constante. Los años de la crisis financiera no han interrumpido esta tendencia.
Tras un aumento en décadas anteriores, la mortalidad de los ciudadanos de menor nivel educativo de Europa del este comenzó a disminuir en los últimos años. La tendencia que estos presentaban a realizarse autoevaluaciones sanitarias también se redujo. En los países más afectados por la crisis la disminución en el autodiagnóstico se ralentizó en todos los estratos.
“No hemos investigado directamente el porqué de esta diferencia, pero consideramos que los países europeos han sido capaces de proteger a sus ciudadanos de la crisis de 2008 gracias a al mantenimiento intacto de su Seguridad Social y de otros sistemas de cuidado de la salud”, comenta el experto. “Además, hay que tener en cuenta que EE. UU. ha sufrido una epidemia de muertes por sobredosis de opiáceos entre las personas con menor nivel educativo, algo que en Europa no ha ocurrido”, concluye.
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