Si va a tener un ataque cardíaco, no pase por un Starbucks antes
Con la confirmación experimental del mecanismo por medio del cual el azúcar (o glucosa) en la sangre provoca la contracción de los vasos sanguíneos, haciendo subir la presión arterial, las bebidas híper azucaradas pierden sus últimos visos de inocencia.
Rodrigo Lara Serrano. Si algún día le toca tener un ataque cardíaco, no sería una buena idea haber pasado antes por un Starbucks y haberse bebido un White Chocolate-Mocka con crema o un té con naranja y canela. En realidad, parece que no es una buena idea en absoluto pasar por un Starbucks hoy, en que un eventual ataque cardíaco podría estar a muchas décadas de distancia, y hacer alguno de esos pedidos: podría no sobrevivir el tiempo necesario para sufrirlo, falleciendo antes por diabetes.
Sucede que, aunque hubo atisbos previos, un nuevo análisis de la cantidad de azúcar que ofrecen las bebidas calientes y frías de la cadena global de café, así como las de sus competidores, acaba de mostrar que el té del cual hablamos más arriba contiene 25 cucharadas de azúcar o 99 gramos. Recordemos que cien gramos son el 10% de un kilo. Los datos, recolectados por el grupo Action Sugar, muestran que en el caso del White Chocolate las cucharadas bajan a 15 y los gramos a 59. Con esa cantidad de sacarosa en la sangre no es extraño que la insulina en el sistema tenga que salir corriendo a apagar el incendio y apenas un rato después, usted esté al borde del desmayo y… encargue otro café, té o chocolate a la tienda en cuestión.
Es cierto, quienes salen de las cafeterías no suelen derrumbarse en coma diabético de inmediato. Pueden tardar unos años. La novedad es que quienes salen de esas mismas cafeterías, que más que cafeterías son “azucarerías” encubiertas, si podrían derrumbarse y no sobrevivir a un ataque cardíaco, en caso que tengan la mala suerte de estar bajo las condiciones propicias para sufrir uno: el nivel de azúcar en la sangre afecta la contracción de los vasos sanguíneos, con efectos potencialmente peligrosos para el corazón y la presión arterial. Y no es una hipótesis. Es un hecho.
El Dr Richard Rainbow, junto a un equipo de investigadores del Departamento de Ciencias Cardiovasculares de la Universidad Leicester (Reino Unido) demostró, finalmente, hace unas semanas atrás, el mecanismo metabólico que lo permite, en lo que constituye una nueva sorpresa de magnitud en el campo de la medicina cardiovascular. Como sabemos, los vasos sanguíneos se contraen y se relajan controlando así la presión arterial. Como norma general, cuanto más se contraen los vasos, mayor es la presión arterial. Pues bien, utilizando técnicas de electrofisiología y miografía para examinar el impacto de la glucosa en miocitos arteriales, las células que componen el tejido de nuestros vasos sanguíneos, el equipo identificó un nuevo mecanismo que controla el estrechamiento de los vasos sanguíneos. Se trata de uno que afecta a una familia de proteínas de señalización, la proteína quinasa C (PQC), que es parte clave de esta respuesta contráctil.
Rainbow lo resume así: “Hemos demostrado que la cantidad de azúcar, o glucosa, en la sangre cambia el comportamiento de los vasos sanguíneos, haciéndolos contraerse más de lo normal. Esto podría resultar en presión arterial alta. O podría reducir la cantidad de sangre que fluye a través de los órganos vitales”. No es que el exceso de azúcar por una, dos o tres veces vaya a generar un ataque cardíaco, hay que aclararlo, pero podría empeorarlo bastante. El investigador lo explica de esta forma, “un gran número de personas que sufren un ataque al corazón tendrán alto contenido de glucosa (en la sangre) debido a la respuesta al estrés. Esto significa que incluso las personas que no son diabéticas pueden llegar a ser hiperglucémicas durante un ataque al corazón”. El problema es qué sucede cuando ya hay mucha azúcar en la sangre cuando la crisis tiene lugar.
“Nuestros estudios muestran que la glucosa tiene un importante efecto fisiológico sobre el funcionamiento normal del sistema cardiovascular”, continúa el médico. Luego, los aumentos en azúcar en la sangre a niveles fisiopatológicos causan cambios marcados en los vasos sanguíneos normales y en el comportamiento del músculo cardíaco, los que podrían amenazar la vida si se dejan sin tratar”. En concreto, este mismo equipo indicó, en 2011, que la glucosa alta de diverso origen, no sólo por la diabetes, era un indicador de un “peor resultado” recuperatorio después de un ataque al corazón. Una investigación adicional en 2014 concluyó que la glucosa tiene, potencialmente, efectos dañinos sobre el funcionamiento normal del corazón, tales como arritmia y el desconectar los mecanismos de protección incorporados que el corazón puede activar frente al estrés.
No todos son malas noticias, al conocer este receptor podrán desarrollarse fármacos que lo inhabiliten temporalmente y normalicen el mecanismo de contracción en aquellos sobrevivientes de los ataques cardíacos que tengan niveles altos de glucosa en la sangre.
Mientras tanto, sería razonable no pasar por un Starbucks y sus sucedáneos si se está recuperando de uno. Aunque, según el diario irlandés Irish Times, una vocero de esta compañía indicó, ante los cuestionamientos, que la cadena “está comprometida con reducir el azúcar agregada” a sus productos en un 25% para fines del 2020, en la línea de “bebidas indulgentes”. Es decir, en el caso del White Chocolate-Mocka unas 6,25 cucharadas de azúcar menos. Un poco más de tres cucharadas más y llegamos a lo que contiene un Chai Tea Latte Grande, 10 cucharadas y 41 gramos.
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