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Hasta la fecha no existen terapias para tratar esta gama de trastornos del desarrollo cerebral.
La piel es colonizada por una multitud diversa de microorganismos que por lo general coexisten como un ecosistema estable, muchos de los cuales son inofensivos o incluso beneficiosos para el anfitrión. Sin embargo, cuando se altera o desestabiliza ese ecosistema, puede ocurrir la colonización y/o la infección por microbios más peligrosos.
En un estudio pre-clínico investigadores lograron descubrir cómo logran conectarse estas bacterias con el cerebro. Se especula que un agente en el intestino podría interferir con la alfa-sinucleína, deformándola, e iniciando el mal.
Las unidades calentador-enfriador (HCU) controlan la temperatura de la sangre y los órganos del paciente durante la cirugía de derivación cardiaca.
Aunque se ha llegado a consenso sobre los efectos de esta bacteria en los problemas gástricos, los médicos no siempre hacen pruebas para considerarlo en sus tratamientos.
Este proceso podrá facilitar la obtención en grandes cantidades de estas enzimas, implicadas en la biosíntesis de principios activos de fármacos anticancerígenos.
La investigación abre la puerta para nuevas terapias que se centren en el microbioma para tratar las malformaciones cavernosas cerebrales.
Una publicación científica revela cómo los microorganismos influyen en las decisiones nutricionales. El estudio, que fue probado en la “Drosophila melanogaster” o mosca de la fruta, podría ser replicado en humanos.
Según una nueva investigación, el análisis del microbioma de los pacientes, permitiría ahora crear subtipos de la enfermedad.
Investigadores han usado dos biomarcadores indicadores de cambios en la microbiota, que han servido para trazar el proceso en el que la alteración en la barrera intestinal desencadena el proceso inflamatorio que afectará al sistema nervioso y provocará el daño neurológico.
El tratamiento con el bacilo de Calmette-Guérin es el tratamiento de elección para el tipo más frecuente de este cáncer.
Investigadores de la Universidad Pompeu Fabra han creado un circuito bacteriano que responde al aprendizaje asociativo: ante un estímulo determinado, las bacterias muestran un comportamiento condicionado
En la actualidad, los científicos están empezando a investigar a este animal como una fuente potencial de nuevos fármacos antimicrobianos.
El mecanismo es comparable al de la multipropiedad en los apartamentos de vacaciones.
Los microorganismos que habitan en el sistema digestivo de jugadores de rugby les permite capturar más energía y potencian la regeneración celular.
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