Tareck el Aissami indicó que junto a la educación "son prioridad" para el gobierno del presidente Nicolás Maduro, que en los últimos meses formuló anuncios sobre la compra de fármacos.
La enfermedad se está expandiendo rápidamente en el país sudamericano, con más de 406.000 casos en 2017, un incremento del 69% respecto del año anterior y que constituye el mayor aumento en el mundo, dijo el martes la Organización Mundial de la Salud.
En el último mes, unos 31 venezolanos han visto cómo sus cuerpos comienzan a rechazar órganos trasplantados ante la falta de medicinas, según Codevida, una organización no gubernamental.
El Ministerio de Salud anunció que incluirá las urgencias hospitalarias y algunas campañas de prevención, y que se origina como respuesta a la crisis humanitaria que ha impulsado a miles de venezolanos para entrar al país.
"Aunque no hay cifras precisas disponibles debido a que los datos oficiales de nutrición o de salud son muy limitados, hay señales claras de que la crisis está limitando el acceso de los niños a servicios de salud, medicinas y alimentos de calidad", dijo el portavoz de UNICEF, Christophe Boulierac, en una conferencia de prensa en Ginebra.
En ambos países hubo grandes alzas de casos en 2016 por razones internas pero diferentes, en el primero por la crisis humanitaria, y en el segundo, porque ahora hay acceso a nuevas zonas selváticas.
La escasez de medicinas y vacunas, a lo que se suman hospitales desatendidos y el éxodo de médicos, han resultado en el deterioro de la situación sanitaria del país.
El análisis del material genético de los virus de fiebre amarilla que causaron los brotes más recientes de la enfermedad en Brasil, con la aparición de los primeros casos en diciembre de 2016, sugiere que los virus llegaron al país desde Venezuela y Trinidad y Tobago, en el extremo norte de América del Sur, precisaron los investigadores.
A pesar que en América Latina la mortalidad infantil ha venido retrocediendo en los últimos años, en el país sudamericano saltó un 30% en el 2016, según cifras oficiales.
Se trata de una reacción al desastroso estado sanitario del país. Las mismas cifras oficiales muestran un aumento de 76% de los casos de malaria, un 65% de mortalidad materna y un 30% de mortalidad infantil en 2016.