Convivir con mascotas podría proteger nuestro cerebro

Viernes, 21/02/2020
La calidad de la relación que establecen ambas especies parece influir en los beneficios en la salud en ambas direcciones.
El Universo

Una casa con mascotas no es una realidad nueva.

Estos animalitos ya vivían en asentamientos con los seres humanos hace más de 14 000 años, según evidencia arqueológica. Nuestros ancestros usaban lobos domésticos para tareas de caza o guardia, pero además de la táctica de supervivencia, existió un vínculo afectivo entre estas dos especies (humano-animal).

La calidad de la relación que establecen ambas especies parece influir en los beneficios en la salud en ambas direcciones.

Tener mascotas en tu día a día influye de buena manera en la salud de las personas. Algunos especialistas incluso, los consideran una herramienta terapéutica preventiva a nivel cerebral.

PLOS One publicó un estudio sobre el efecto que tendría convivir con mascotas, respecto al desarrollo de enfermedades mentales.

La investigación fue realizada en el centro Johns Hopkins Medicine (Estados Unidos), con 975 personas como objeto de estudio; de las cuales 396 individuos eran pacientes con esquizofrenia, 381 con trastorno bipolar y 594 controles (sin patología mental).

La terapia con perros ha demostrado ser eficaz en el tratamiento de la depresión.

Aunque la investigación ofrece prometedores resultados que apuntan a la convivencia temprana con perros como factor de protección, también advierte que esto no aplicaría del todo con gatos.

Si bien los mininos influyen en el sistema inmunológico humano, parece que a priori a nivel mental su efecto es neutro.

Por ejemplo, los resultados de la investigación arrojan que en la mayoría de los efectos psicológicos y psicofisiológicos de los estudios analizados, la oxitocina había ejercido un papel activador, tanto entre perros y humanos, cuando existe contacto físico y relación.

La oxitocina se conoce ampliamente como la hormona del amor y desempeña un papel importante en la regulación del comportamiento social y materno.

Sin embargo, los autores dicen que aún son necesarios más estudios.

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