Este tratamiento podría cambiar cómo se enfrenta hoy el Parkinson

Viernes, 10/05/2019
Se trata de un nuevo método que ayuda a devolver movilidad a los pacientes con la enfermedad.
Antonio Gomariz / Think Big

La ciencia sigue mostrando avances con el objetivo de ofrecer un tratamiento completo para el Parkinson. Hablamos de la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente, y que afecta, en gran medida, al deterioro en la calidad de vida de la tercera edad.

La investigación, liderada por el profesor Mandar Jog de la Western University en Ontario (Canadá), supone un paso de gigante, y ha arrojado unos resultados muy por encima de las expectativas propuestas al inicio del proceso.

Los primeros indicios muestran que el tratamiento es capaz de devolver la movilidad a los pacientes con Parkinson. El avance de la enfermedad degenerativa causa que hasta una cuarta parte de los pacientes pierdan gran parte de la movilidad, e incluso tengan graves dificultades para caminar.

Causas del origen del Parkinson
Los estudios del profesor Jog han revelado nueva información relacionada con las causas del origen del Parkinson: “La creencia tradicional indicaba que los problemas de movimiento se originaban porque las señales del cerebro a las piernas no se transmitían. Sin embargo, hemos detectado que esto se produce porque son las señales que regresan al cerebro las que muestran una degradación”.

El tratamiento consiste en un implante desarrollado con el objetivo de reforzar la señal inversa que regresa desde el cerebro a las piernas y evita la parálisis. El implante produce un estimulo eléctrico destinado a reactivar la retroalimentación entre las piernas y el cerebro.

Restaurar las áreas del cerebro
Este tratamiento abre un nuevo camino en las terapias de rehabilitación para pacientes con Parkinson. Los primeros experimentos realizados con pacientes han mostrado resultados esperanzadores. El tratamiento logró restaurar las áreas del cerebro que no funcionaban correctamente antes del experimento.

El resultado ha sido experimentado en primera persona por pacientes de 66 y 70 años que no podían moverse con normalidad y sin asistencia. Después de someterse a los estímulos, estos pacientes han mejorado hasta conseguir caminar sin necesidad de silla de ruedas ni otra ayuda.

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