Si soplaste las velas, tus invitados comieron unas cuantas bacterias en tu cumpleaños

Miércoles, 02/08/2017
Una investigación demostró que soplar las velitas de cumpleaños aumenta 15 veces la cantidad de bacterias sobre el pastel.
El Espectador

¿Sabía que cada deseo que le ha pedido a las velitas del cumpleaños ha dejado 15 veces más contaminada la torta? Si bien es obvio sospechar que la saliva que cae en la torta tiene algún efecto, el profesor Paul Dawson, de la Universidad de Clemson en Carolina del Sur, demostró con detalle qué tanto aumentan las bacterias sobre el ponqué con esta práctica.

La investigación probó que soplar las velitas aumenta, en promedio, 1.479%  la cantidad de bacterias que quedan sobre la superficie. La pregunta, le dijo Dawson a The Atlantic, surgió en una conversación con su hija adolescente. El profesor asegura que siempre intenta que sus estudiantes se hagan las mismas preguntas que se haría una persona obsesionada con los gérmenes.

Par hacer el experimento, Dawson y su equipo -11 estudiantes- decidieron dar lo mejor de sí mismos para simular el ambiente de una fiesta de cumpleaños: pidieron pizza y se la comieron antes de partir el pastel. “Queríamos estimular la producción de saliva como sucedería en condiciones normales”, explicó el profesor.

Luego, cada uno de los estudiantes sopló una “torta”: una plataforma de icopor montada en papel aluminio y cubierta de glaseado. Cada estudiante sopló 17 velitas. El proceso fue repetido en tres oacsiones distintas, para tener varias muestras.

Posteriormente mezclaron cada glaseado con agua esterilizada que luego cultivaron en cajas de Petri, donde las bacterias crecieron. Los hallazgos comprobaron que, efectivamente, el gesto tradicional deja trazas de las bacterias de la boca y el sistema respiratorio sobre el pastel.

Además, se dieron cuenta de que por una razón no identificada, algunos estudiantes transmitían más bacterias al pastel que otros. Y que, además, cada día se transmitía una cantidad distinta de microorganismos al pastel.

Pero, ¿qué tan grave es esto? No mucho, en realidad, explicó Dawson. Y no hay que ser un genio para llegar a esta conclusión: si fuera una práctica peligrosa en términos de seguridad alimentaria, ya habría sido prohibida o cuando menos, regulada.

“La realidad demuestra que, si uno soplara sus velitas de cumpleaños 100.000 veces, el riesgo de enfermarse todavía sería muy bajo”, le dijo Dawson a la revista norteamericana.

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