El COVID-19 revela las falencias del sistema sanitario estadounidense
En Estados Unidos, más de 25 millones de personas no tienen seguro médico. Amanda (nombre ficticio) es una de ellas. La joven vive en Texas y trabaja en un almacén de una compañía de colchones. Ella contó a DW que solo puede faltar tres días a su trabajo por enfermedad, uno de esos días, sin remuneración. "Es triste, pero mi situación ya no me sorprende. Ya tuve otros trabajos con condiciones precarias. No puedo ir al médico. Tampoco puedo quedarme en casa”, explicó.
Una visita al médico puede costar alrededor de 150 euros o más. Sheldon Riddle, quien vive en Ohio y trabaja en un Callcenter, no logra juntar ese dinero desde hace más de diez años. Su empleador no le paga el subsidio por enfermedad y solo permite ausencias con un certificado médico.
De tanto trabajar, Riddle se enfermó gravemente, pero una cirugía le salvo la vida, aunque su corazón quedó permanentemente dañado. Algo alarmante en tiempos del coronavirus. "Para obtener el certificado médico habría tenido que pagar mucho dinero, así que solía aguantar. No tenía seguro médico… Actualmente como solo una comida al día porque tengo miedo de ir al supermercado. Mi sistema inmunológico no es muy fuerte”, afirmó.
La información incompleta de los organismos oficiales acerca del COVID-19 está causando pánico, incertidumbre y compras excesivas en el país. Una enfermera que trabaja en el Estado de Oregon y que quiere permanecer en el anonimato, dijo a DW que los primeros exámenes del coronavirus llegaron recién la semana pasada a su centro médico. "Fue una locura. A lo largo del día, la clínica reforzó sus protocolos de seguridad. Fue realmente intenso", declaró la enfermera.
Polémica por insuficiencia de exámenes
En Oregón, donde el número infectados no es muy alto, muchos residentes se preguntan si este número bajo de contagios se debe a que pocas personas se han hecho el examen. Mientras que Corea del Sur hace 10.000 exámenes al día, en todo Estados Unidos se registraron menos de 15.000 la semana pasada.
Ethan Guillen, experto en políticas de salud mundial y desarrollo de medicamentos, quien también trabajó para Médicos Sin Fronteras durante el brote del Ébola en el África, considera que el Gobierno estadounidense insistió en producir sus propios test de coronavirus, en lugar de confiar en los ya existentes. Las pruebas iniciales costaron mucho tiempo, y variasd de ellas eran defectuosas.
"Todo el asunto podría salirse de control, como en Italia. El gobierno ha demostrado hasta ahora una incompetencia vergonzosa. Los primeros casos de cuarentena fueron mal ejecutados y no se tomaron suficientes precauciones para detener la propagación del virus", señaló a DW.
El drama de los estudiantes universitarios
Una estudiante le mostró a su amiga cómo abre la puerta de una cafetería en tiempos de coronavirus. No toca el picaporte con sus manos, sino que usa la manga de su suéter para abrir la puerta. La Universidad de Oregon sigue abierta, pero es incómodamente tranquila. Más de los 20.000 estudiantes inscritos suelen mantenerse fuera del campus.
Tras el cierre parcial del campus de la Universidad de Harvard, muchos estudiantes temen tener que abandonar sus dormitorios y no saben a dónde ir. Algunos estudiantes se quedarían sin hogar, otros no podrían pagar el vuelo de vuelta a casa, otros vienen del extranjero y podrían no poder volver a EE. UU. Sin embargo, en el sitio web de Harvard, se dijo que se encontrarían soluciones conjuntas con esos estudiantes "en el campus".
La crisis de las personas sin hogar
Así como muchas ciudades de EE. UU., las autoridades de Eugene están preocupadas por la gente que no tiene hogar. Eugene tiene más personas en situación de calle que Los Ángeles o Nueva York. Las personas sin casa no pueden lavarse las manos regularmente, voluntariamente entrar en cuarentena o visitar a un médico.
El único punto de ayuda local para las personas que no tienen dinero o seguro médico es un bus convertido en una oficina, que se mueve por la ciudad: Occupy Medical. Wesley Force, su subdirector, afirmó que: "En promedio, tratamos de 20 a 30 pacientes por semana". Pero cualquiera que muestre síntomas de COVID-19 no puede ser ayudado aquí. Dice que no hay pruebas ni opciones de tratamiento.
Comentarios