Así se debe proteger el cerebro en una radioterapia por cáncer de pulmón
Los pacientes con cáncer de pulmón de células pequeñas se tienen que someter a radioterapia craneal como medida de prevención contra la metástasis cerebral, que se da en la mitad de los casos durante el curso de su enfermedad. Pero esta medida profiláctica tiene efectos negativos en la memoria de los enfermos. En casi el 70% se ve afectada, y es el principal motivo de rechazo del tratamiento.
Ahora, un estudio liderado por el Hospital del Mar demuestra, por primera vez, que proteger una zona concreta del cerebro, el hipocampo, puede evitar esta consecuencia del tratamiento.
Se trata de un estudio de fase III, que ha analizado si la opción de proteger el hipocampo es segura en comparación con el tratamiento tradicional
El trabajo está encabezado por Nuria Rodríguez de Dios, médica adjunta del Servicio de Oncología Radioterápica y promovido por el Grupo de Investigación Clínica en Oncología Radioterápica (GICOR), en colaboración con el Grupo Oncológico Español Cáncer de Pulmón de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (GOECP-SEOR).
En él se han analizado datos de casi 150 pacientes con cáncer de pulmón de células pequeñas sin metástasis cerebral. Se trata de un estudio de fase III, que ha analizado si la opción de proteger el hipocampo es segura en comparación con el tratamiento tradicional.
Han colaborado otros 12 centros españoles: Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela, Complejo Asistencial de Salamanca, Hospital Universitario Quirónsalud de Madrid, Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, Hospital Universitari Sant Joan de Reus, Complejo Hospitalario de Navarra, Hospital Universitario Rey Juan Carlos de Móstoles, Hospital Ruber Internacional de Madrid, Hospital Universitario Araba de Vitoria y Hospital Universitario Ramón y Cajal.
Proteger la memoria gracias al hipocampo
El hipocampo es una pequeña zona situada en la región central del cerebro vinculada, entre otras cosas, a la memoria y al aprendizaje. Estudios anteriores en pacientes con metástasis al cerebro de diferentes tumores primarios ya habían indicado el beneficio de proteger esta área, las funciones de la cual también se pueden ver afectadas por otros aspectos relacionados con el tratamiento de la enfermedad, como la quimioterapia, o por otros condicionantes del enfermo, como factores vasculares o diabetes.
Pero hasta ahora no se había comprobado en pacientes con cáncer de pulmón de células pequeñas, tratados de forma preventiva para evitar la expansión del tumor al cerebro. El estudio no solo ha evaluado los efectos del nuevo abordaje del tratamiento sobre la memoria. También ha analizado su impacto sobre la calidad de vida de los pacientes, los efectos secundarios, la incidencia de metástasis cerebral, la supervivencia y los cambios en el volumen del hipocampo.
Se ha realizado un seguimiento a los pacientes durante dos años, en los cuales se les ha sometido a diversas pruebas, como resonancias magnéticas para ver la evolución de la dimensión del hipocampo y test de memoria. Los resultados indican, según Rodríguez de Dios, que “en el grupo al cual protegimos el hipocampo, no solo se conserva la memoria al cabo de 3 meses, sino que se mantiene incluso dos años después de recibir la radiación”.
Estudios fase III como este implican un cambio en la práctica clínica ya que obligarán a cambiar el tratamiento tradicional a estos pacientes
Además, las imágenes del cerebro, analizadas por la Fundació Pasqual Maragall, demuestran que en los casos en los cuales se irradia todo el cráneo el hipocampo se atrofia. En el resto de aspectos analizados ha quedado demostrado que no hay diferencias en supervivencia con los enfermos que recibieron radioterapia en todo el cerebro. A la vez, se confirma que la incidencia de metástasis en el hipocampo es muy baja.
Cambio en la práctica clínica
Rodríguez de Dios asegura que “estudios fase III como este implican un cambio en la práctica clínica. Los trabajos que demuestran los beneficios de la protección del hipocampo obligarán a cambiar el tratamiento tradicional a estos pacientes”.
Eso sí, la protección de esta área del cerebro solo es posible con equipos avanzados, que permiten modular el alcance y la dosis de la radiación que se emite en cada zona. “Hacer este tipo de tratamiento implica más tiempo para los médicos delimitando volúmenes, más tiempo para el radiofísico para planificar el tratamiento, y un requerimiento más importante para los técnicos en las unidades de tratamiento y para los equipos”, explica la experta.
Este trabajo ha sido reconocido como la mejor presentación oral en el XX Congreso de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR), celebrado a principios del mes de junio en Santiago de Compostela y ha sido seleccionado como comunicación oral en el congreso de la American Society of Radiotion Oncology’s (ASTRO), que se celebrará en Chicago el próximo mes de septiembre.
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