Niveles altos de ejercicio aparecen vinculados a nueve años de menor envejecimiento a nivel celular
A pesar de sus mejores esfuerzos, ningún científico ha llegado nunca cerca de detener el envejecimiento en los seres humanos. Incluso las cremas faciales antienvejecimiento no pueden detener el Viejo Padre Tiempo.
Pero una nueva investigación de la Universidad Brigham Young revela que es posible frenar al menos un tipo de envejecimiento: el que sucede dentro de sus células. No es gratis: usted tiene que estar dispuesto a sudar.
"Sólo porque tienes 40 años, no significa que tengas 40 años biológicamente", dice el profesor Larry Tucker, de ése centro académico. "Todos conocemos personas que parecen más jóvenes que su edad real. Cuanto más activos físicamente somos, menos envejecimiento biológico tiene lugar en nuestros cuerpos".
El estudio, publicado en la revista médica Preventive Medicine, encuentra que las personas que tienen consistentemente altos niveles de actividad física tienen telómeros significativamente más largos que aquellos que tienen estilos de vida sedentarios, así como aquellos que son moderadamente activos.
Los telómeros son los extremos proteicos de nuestros cromosomas. Operan como nuestro reloj biológico y están muy correlacionados con la edad. Cada vez que una célula se replica, perdemos un poco de los extremos. Por lo tanto, cuanto más viejos somos, más cortos son nuestros telómeros.
Profesor de Ciencias del Ejercicio, Larry Tucker, encontró que adultos con altos niveles de actividad física tienen telómeros con una ventaja biológica de envejecimiento de nueve años sobre los sedentarios y una ventaja de siete años en comparación con los que son moderadamente activos. Para ser muy activa, las mujeres tenían que participar en 30 minutos de jogging por día (40 minutos para los hombres), cinco días a la semana.
"Si usted quiere ver una diferencia real en la disminución de su envejecimiento biológico, parece que un poco de ejercicio no lo cortará", dijo Tucker. Para lograrlo "tienes que trabajar regularmente en niveles altos".
Tucker analizó datos de 5.823 adultos que participaron en la Encuesta Nacional de Exámenes de Salud y Nutrición de los CDC, uno de los pocos índices que incluye valores de longitud de telómeros para sujetos de estudio. El índice también incluye datos de 62 actividades que los participantes pudieron haber realizado durante más de 30 días, que Tucker analizó para calcular los niveles de actividad física.
Su estudio encontró que los telómeros más cortos provenían de personas sedentarias: tenían 140 pares de bases de ADN menos al final de sus telómeros que personas altamente activas. Sorprendentemente, también encontró que no había diferencias significativas en la longitud de los telómeros entre aquellos con actividad física baja o moderada y las personas sedentarias.
Aunque el mecanismo exacto de cómo el ejercicio preserva telómeros es desconocido, Tucker dijo que puede estar vinculado a la inflamación y el estrés oxidativo. Estudios previos han demostrado que la longitud de los telómeros está estrechamente relacionada con esos dos factores y se sabe que el ejercicio puede suprimir la inflamación y el estrés oxidativo con el tiempo.
"Sabemos que la actividad física regular ayuda a reducir la mortalidad y prolongar la vida, y ahora sabemos que parte de esa ventaja puede deberse a la preservación de los telómeros", dijo Tucker.
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