Novedades genéticas contra el cáncer

Lunes, 05/06/2017
La investigación científica ha hecho esfuerzos para entender los mecanismos inmunes.
Raymundo Canales de la Fuente / Excélsior

El cáncer no es una sola enfermedad, es un enorme grupo de enfermedades, de muy diversos orígenes y que solamente presentan una sola característica común relativa al crecimiento anormal, rápido y sin control de un tejido, con la capacidad de invadir y destruir los tejidos vecinos hasta causarle la muerte a quien la padece.

Pero afirmo que es un grupo de enfermedades porque existen tumores causados por infecciones virales, como el cáncer cérvico-uterino o algunos linfomas hasta tumores de origen genético como el de mama y ovario.

En los últimos años, la investigación científica ha hecho enormes esfuerzos para entender los mecanismos inmunes subyacentes en vista de que normalmente, en un individuo sano, cuando aparece dentro de su organismo una célula maligna, el sistema de defensa la mata rápidamente,
impidiendo así que se origine un tumor maligno, independientemente del mecanismo que dio origen a la célula anormal.

Por lo tanto, deben existir mecanismos muy finos, quizá provocados por el tumor, para evadir la respuesta inmune descrita, e incluso ahora se están desarrollando fármacos que incrementan la respuesta del sistema de defensa frente a las células malignas.

Recientemente se publicaron algunos trabajos de investigación que han conseguido mejorar la respuesta inmune mediante modificaciones genéticas, como la obtenida por el uso de un fármaco llamado Keytruda, en un protocolo llevado a cabo en el Johns Hopkins, con resultados favorables en algunos enfermos con tumores sin pronóstico, debido a que ya no había respuesta a ninguna quimioterapia.

Los costos enormes que hoy puede significar un tratamiento de esta índole serán cada día menores en función de la generalización del uso de este tipo de tratamientos y por supuesto dependerán de las patentes, los grupos de investigación y los países que inviertan en investigación científica de este estilo.

Nuestro país (México) no está al margen de los problemas sanitarios del cáncer y sus secuelas, por el contrario, conforme envejecemos como pueblo, aparecerán cada día más neoplasias malignas, por lo que resulta indispensable no solamente tomar las acciones preventivas pertinentes, como ya se están tomando, sino estructurar una política coherente, sistemática y permanente para invertir en investigación científica, cuyos resultados inmediatos redundarán en salud para la población y, sobre todo, en tratamientos al alcance de los presupuestos cada día más estrechos de las instituciones de salud.

Adicionalmente, los sistemas de aseguramiento en salud podrían también cooperar en la articulación de protocolos en vista del enorme negocio que podrían estructurar con una población cada día más saludable.

Ojalá que los políticos entiendan y estructuren respuestas lógicas. Investigadores preparados en todas las áreas del conocimiento, por supuesto tenemos.

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