Asocian exposición prenatal a la contaminación con cambios cerebrales relacionados con el comportamiento

Lunes, 11/11/2019
Investigadores examinaron la relación entre la exposición prenatal a las partículas finas (PM 2,5), presenta en aires urbanos, y el tamaño del cuerpo callosoen la infancia.
Europa Press

Una investigación liderada por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) asocia la contaminación atmosférica y modificaciones en el cuerpo calloso, una zona del cerebro cuya alteración se relaciona con trastornos del neurodesarrollo como el déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y el del espectro autista (TEA).

A lo largo de las últimas décadas, según señala este centro impulsado por 'la Caixa', las investigaciones científicas han estudiado el impacto de la contaminación atmosférica sobre las capacidades cognitivas infantiles. Sin embargo, los estudios sobre los cambios que podrían provocar en el cerebro en crecimiento siguen siendo difíciles.

Hallazgo previos apuntaban a la existencia de efectos perjudiciales de la contaminación del aire sobre las funciones cognitivas de niños y niñas en edad escolar y también a los cambios funcionales en este órgano. En esta ocasión, los investigadores examinaron la relación entre la exposición prenatal a las partículas finas (PM 2,5), presenta en aires urbanos, y el tamaño del cuerpo callosoen la infancia.

Para ello, se contó con la participación de 186 niños pertenecientes a cuarenta escuelas de Barcelona. La cantidad de partículas PM 2,5 a la que se exponía cada embarazada y su hijo se calculó gracias a datos del proyecto ESCAPE (y Estudio europeo de cohortes para efectos de la contaminación del aire) y al historial de residencia de cada niño o niña. Por otro lado, la información sobre la anatomía cerebral de los niños y niñas se obtuvo a través de resonancias magnéticas y los datos sobre su comportamiento se extrajeron de cuestionarios rellenados por madres y padres, así como por profesorado.

Así, se centraron en la exposición durante el embarazo porque, según explica la primera autora del artículo, publicado en Environmental Research, Marion Mortamais, "se trata de la época en la que las estructuras cerebrales se están formando, y los daños provocados por la exposición a altos niveles de contaminación pueden ser permanentes".

Resultados preocupantes

De acuerdo con los resultados del estudio, la exposición prenatal a las partículas finas, especialmente durante el último trimestre del embarazo, puede inducir cambios estructurales en el cuerpo calloso observables en niños de entre 8 y 12 años. Concretamente, un aumento de 7 microgamos por metro cúbico en los niveles de estas partículas se asocia con una reducción de casi el 5% del volumen medio del cuerpo calloso .

Según Jesús Pujol, director de investigación de la Unidad de Resonancia Magnética del Hospital del Mar, investigador del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) y responsable de realizar las resonancias magnéticas, "conocer los daños cerebrales causados durante la etapa prenatal podría ser muy útil a la hora de predecir y tratar problemas conductuales que normalmente se diagnostican más tarde, en la infancia".

"Nuestros resultados son preocupantes por diversas razones. En primer lugar, porque proporciona casos de exposición prenatal crónica a niveles de PM 2,5 que no exceden el valor límite establecido por la Unión Europea (25 miligramos metro cúbico). En segundo lugar porque, aunque no se trata de una alteración específica de estos trastornos, la reducción del volumen del cuerpo calloso es una característica común del TDAH y del TEA. Por último, los niños y niñas con el volumen del cuerpo reducido en un 5% de niveles de hiperactividad más altos", ha comentado Jordi Sunyer, líder de la investigación y jefe del programa de Infancia y Medioambiente de ISGlobal

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