Científicos de la Universidad de McMaster, en Ontario, Canadá, han descubierto un grupo de compuestos, de la familia de los glucopéptidos, que atacan a las bacterias de una nueva forma.
Aunque en los entornos clínicos el uso de antimicrobianos puede llevar rápidamente a la generación de "super bacterias", en estos insectos no existe ese problema.
Algunos de estos medicamentos antiguos, como las penicilinas, siguen siendo efectivos, pero tras la pérdida de patentes dejó de ser rentable para las compañías fabricarlos.
Las infecciones resistentes a los fármacos matan a 700.000 personas al año en todo el mundo y la última clase de antibióticos aprobada para el mercado fue descubierta en 1984.