Nuevo test detecta el cáncer de mama en la sangre
El cáncer de mama es el cáncer más frecuente en mujeres de países industrializados: cerca de un 30 por ciento de los casos. Si se detecta a tiempo, aumentan las expectativas de sobrevivir de las pacientes a un 95 por ciento.
Un nuevo test podría ser muy importante para la detección temprana. Probablemente salga al mercado este año, según los investigadores de la Universidad de Heidelberg. La prueba de sangre podría diagnosticar tan bien el cáncer de mama como una mamografía (radiografía de los senos), una ecografía o una tomografía de resonancia magnética.
El nuevo test no reemplaza el diagnóstico tradicional
Sin embargo, el test no reemplazaría por completo a los métodos tradicionales de diagnóstico, explican los científicos, sino que ayudaría a detectar aún más temprano y de manera más confiable el cáncer de mama.
El equipo liderado por el profesor Christoph Sohn, de la Clínica Universitaria Ginecológica de Heidelberg, presentó el nuevo análisis de sangre este 21 de febrero durante el Congreso de Capacitación de la Academia Alemana de Ginecología, en Düsseldorf.
Biopsia líquida detecta también otros tipos de cáncer
El fundamento de este análisis de sangre es un método llamado "biopsia líquida”, no del todo una novedad. Un grupo de investigadores de Gran Bretaña, Dinamarca, Polonia, Holanda y España publicó ya en noviembre de 2018 un estudio en el que presentaron las múltiples posibilidades de la detección del cáncer a través de muestras de sangre. Con la biopsia líquida fueron capaces de identificar hasta ocho tipos diferentes de cáncer, si bien el porcentaje de aciertos aún era bastante bajo: solo se pudo identificar uno de cada tres casos de cáncer de mama. Ese resultado, en comparación con el de una mamografía, es insuficiente, ya que esta llega a un porcentaje de aciertos de cerca del 78 por ciento.
Mejoran selección de marcadores biológicos
Los científicos de Heidelberg lograron seguir desarrollando la biopsia líquida especialmente para reconocer el cáncer de mama y alcanzaron una sensibilidad de un 75 por ciento.
Para hacerlo, los médicos se concentraron en 15 marcadores biológicos, sustancias transmisoras presentes en las células cancerosas presentes en la sangre. Para el estudio son suficientes unos mililitros de sangre, y el análisis podría realizarse en el consultorio del médico de cabecera durante un examen de rutina.
Cuanto antes, mejor
El test podría ser de ayuda, sobre todo, para mujeres de más de 50 años que estén consideradas como pacientes de riesgo porque su madre o su abuela sufrieron de cáncer de mama. En estos casos, la cuota de aciertos se eleva hasta a un 80 o 90 por ciento.
Cuanta más edad tenga la paciente, menos exacto será el resultado. En las mujeres de menos de 50, la sensibilidad del test se reduce a un 60 por ciento. Los 50 es la edad en la que, en Alemania, las obras sociales o cajas de salud comienzan a pagar una mamografía como estudio para prevenir el cáncer, por lo cual ambos análisis se complementan.
El test también podría detectar tumores que no son visibles en una mamografía cuando el tejido mamario es demasiado denso. Además, se indica en pacientes que, por razones de salud, no pueden someterse a una mamografía, durante la cual los senos son aplastados para lograr una mejor imagen. Por otro lado, una tomografía de resonancia magnética tiene la desventaja de que se utiliza una gran cantidad de rayos equis.
Beneficioso, no solo para el cáncer de mama
Los investigadores confían en que el test podría salir a la venta ya en el transcurso de 2019. Su optimismo está respaldado por los llamados estudios de cohorte prospectivos, en los que se hace un seguimiento de los individuos durante cierto tiempo para observar su evolución. En los últimos doce meses estudiaron a más de 900 mujeres, de las cuales 500 eran pacientes de cáncer de mama. El estudio aún continúa y comprenderá al final a 2.000 pacientes.
Ahora, los científicos esperan poder detectar también otros tipos de cáncer, como el de ovarios, con una biopsia líquida más refinada. Esta podría, en el futuro, ser capaz de identificar también la formación de metástasis o recidivas, es decir, el surgimiento recurrente de tumores. El método incluso podría ayudar a monitorear el éxito de una quimioterapia y de los medicamentos que la componen, a fin de diseñarla a medida de la necesidad de cada paciente.
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